lunes, 20 de agosto de 2012

La mecánica del amor {30,31}


Termino de preparar la maleta. Suspiro. Miro la hora. Las once menos cuarto. Con suerte llego a las once a la estación. Cojo la maleta y haciendo un poco de esfuerzo la bajo hacía el salón. Meto mi móvil en mis pantalones. Miro mi casa. Sonrío. Me voy a escapar con Justin. Muerdo mi labio mientras sonrío. Salgo de casa, y cierro con las llaves.   Voy andando hasta encontrar un taxi, le digo mi destino y me monto en el coche después de el hombre haber metido mi maleta en el maletero. Pasan diez minutos, y llegamos a la estación. Pago al hombre, y con una sonrisa me despido. Cojo mi maleta y entro dentro de la estación. ¿Dónde iremos? Miro el gran reloj que hay colgado en la pared. Las once y seis minutos. Busco con la mirada, pero ni rastro de Justin. Personas corren de un lado a otro. Otras se abrazan. Otras se despiden. Otras escuchan música. Y otras, en las que yo me incluyo, esperan a alguien. Miro a una pareja, el chico le abraza con lágrimas en los ojos al igual que ella. Supongo que se tienen que separar. Se dan un beso, quizás dos, o tres, y podría jurar que se dicen te quiero entre beso y beso. Sonrío.  Siento unas manos en mis ojos, pongo mis manos encima de las suyas soltando la maleta. Siento su aliento en mi cuello. Su respiración caliente. Me giro poco a poco mientras él aparta sus manos de mis ojos. Y le veo. Con esa sonrisa tan perfecta que tiene.  

- Te estaba esperando, princesa -susurra en mi oído.

Sonrío, y me acerco a sus labios parad arle un beso fugaz. Me separo. Elevo mis brazos y los cuelgo en su cuello. Rozo su nariz con la mía. Le quiero. Cierra sus ojos, y yo sonrío aún más. Cierro los míos. Noto comos nos acercamos hasta que nuestras frentes chocan a la vez que nuestros labios. Toques suaves. Dulces. Llenos de sentimientos. Nos separamos.

- ¿Estás lista para escaparte? -pregunta con una sonrisa que no tardo ni segundos en devolvérselas. Asiento.

- Estoy lista para escaparme contigo, bebé -susurro mirándole a los ojos. De los altavoces de la estación suena una voz, indicando que el tren para Stratford. Justin se echa un poco hacía atrás para coger su maleta, y luego la mía, pero se la quito de las manos para llevarla yo. El me mira mientras niega con la cabeza. Río. Coge mi mano.

- ¿Vamos hacía Stratford? -le pregunto mientras andamos hacía el tren. El asiente con una sonrisa. Pagamos cada billete, y entramos dentro. Dejamos las maletas arriba de nuestros asientos, y nos sentamos. Miro por la ventana. Suspiro. Noto una mano acariciar mi rodilla, giro mi cabeza para poder perderme en sus ojos de nuevo. Mueve sus labios para pronunciar un te quiero insonoro. Sonrío como una estúpida. Se acerca a mi y me roba un pequeño beso. Coloco mi cabeza en su hombro mientras él pone sus brazos encima de mis hombros. Las puertas del tren se cierra. El motor empieza a escucharse, dándome a saber que el viaje hacía la magia comienza ahora.



El tren empieza a moverse. Miro a Justin, tararea una canción mientras mira hacía la ventana. Se da cuenta que le miro, y me mira. Sonrío. Me devuelve la sonrisa. Subo mi mano derecha, y acaricio su mejilla. Besa mi frente, luego mi nariz y finalmente mis labios. Empieza a sonar una canción que no conozco pero que las demás personas si, ya que bastante las están tarareando. Me separo de los labios de Justin. Me acomodo en su hombro, y cierro mis ojos. Mi último pensamiento antes de verlo todo oscuro fue su sonrisa. 

Noto como me dan un beso en el hombro. Luego en la clavícula. Luego en el cuello. Luego en la barbilla. Río. Luego en la mejilla. En la nariz. En la frente. En la oreja. En los labios. Sonrío. Abro mis ojos poco a poco hasta encontrarme con su mirada.

- ¿Llevo mucho tiempo dormida? -pregunto mientras me estiro. El niega con la cabeza.

- Media hora -sonríe. Frunzo el ceño.

- ¿Entonces para que me despiertas, Justin? -pregunto mientras río.

- Porque quiero que veas un sitio por el que vamos a pasar dentro de poco -sonríe y me pega a su cuerpo. Sonrío. Que bien se está entre sus brazos. Miro hacía la ventana. Justin me aprieta un poco, para que sepa que vamos a pasar por el sitio. 

- Mira -susurra en mi oído.

Miro atenta, veo como un camino de madera y al final se ve un poco de una casa. Frunzo el ceño. Miro a Justin.

- ¿Qué pasa? -pregunto.

- Esa es la casa de la bola -sonríe. Me sorprendo. 

- ¿Y hay más casas alrededor? -pregunto. Me aprieta un poco mientras me abraza. Besa mi cabeza,

- No, solos tú y yo -susurra en mi oído. Sonrío. Elevo la cabeza para poder mirarle, me acerco a sus labios y los atrapo con los míos.

Siento su mano subir por mi cintura hasta dejarla apoyada ahí. Sus labios chocan con los míos. Su lengua se funde con la mía. Rozo su nariz. Sonríe haciendo que sonría. Nos separamos. Paso mi lengua por mis labios y veo como él hace lo mismo. Me da un beso fugaz, y me dejo caer nuevamente en su hombro, pero pronto escucho como el tren empieza a parar. Frunzo el ceño. Casi nadie se baja, tan solo una pareja de ancianos. Justin se levanta, le miro y el me devuelve la mirada.

- Paramos aquí, princesa. 

Me levanto, cogemos nuestras maletas y salimos del tren. Justin coge mi mano. Salimos de la estación. Pocas personas han salido en esta parada y creo que entiendo la razon al ver que todo lo que nos rodea son árboles, y alguna que otra casa se puede ver a lo lejos. Miro a Justin, él sonríe. Elevo una ceja y carraspeo.

- Vamos ¿no? -pregunta mientras anda hacía delante. No me muevo. Se gira - ____, estamos a las afueras de Stratford, la casa está justo por allí -señala hacía la izquierda. Sonrío, ando hacía él y cojo su mano con la otra cojo mi maleta.

- ¡Pues vamos! -exclamo.

Andamos por medio de los árboles mientras reímos, nos besamos, corremos. Llegamos a unas tablas. 





Dejo la maleta hacía un lado. Corro hacía las tablas mientras suelto algún grito de alegrías. Miro hacía Justin que me mira con una sonrisa apoyado en un árbol. Le devuelvo la sonrisa. Deja su maleta junto a la mía, viene andando hacía a mi. Elevo mis brazos para poder colgarlos en su cuello cuando ya está a mi altura. Besa mi frente. Me muero por él. Pasa sus brazos por mi cintura y me pega a él. Esconde su cabeza entre mi hombro y mi cuello, y nos quedamos asín unos segundos. Podemos escuchar como el viento mueve las hojas de los árboles. La luz tibia de la luna nos ilumina. Nos separamos. Un brillo mágico se apodera de sus ojos color miel, de esos ojos que me enamoran. Espera ¿he dicho que me enamoran?¿estoy ya enamorada? 

- Te quiero, princesa -susurra.

Si lo que esperaba era una respuesta a las preguntas anteriores ya las tengo. Sí, estoy totalmente enamorada de él. Le abrazo fuerte. El me aprieta un poco más. Le susurro un te quiero. Nos separamos. Una brisa fría hace que mis pelos vuelen y que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.

- Será mejor que nos demos prisa -mira hacía el cielo, y yo sigo su mirada. La luna ya casi no se ve por culpa de unas nubes grises. Va a llover. Vamos hacía nuestras maletas, la cogemos y andamos deprisa hasta llegar a la casa, la cual miro impresionada. Es realmente preciosa. Justin saca las llaves, y me mira con una sonrisa. Nos acercamos a la puerta, él abre, y entramos dentro. Siento la calor, y sonrío. Es pequeña pero hermosa. Un pequeño televisor se esconde detrás de un enorme sofá, que está casi al lado de una gran chimenea. Cerca hay una mesa, con tres sillas. Al fondo una pequeña cocina y al lado una pequeña escalera.

- Subamos arriba, preciosa.

Sonrío. Asiento con la cabeza, y subimos las escaleras. Hay dos puertas, y una gran ventana al fondo. Justin abre una puerta, me deja entrar primero para después abrazarme él por detrás y dejar caer su barbilla en mi hombro. Una cama de matrimonio ocupa el setenta por ciento del dormitorio, al lado hay un almario de tres puertas,  justo en frente de la cama un gran ventanal y una puerta al lado que es el cuarto de baño. Quito con suavidad las manos de Justin que abrazan mi cintura y me acerco al ventanal. Está lloviendo. Se puede ver alguna tormenta a lo lejos. Me giro para mirar a Justin. Sonríe y se acerca a mi.

- ¿Te gusta? este será nuestro escondite perfecto ¿no crees? -pregunta seguido de una pequeña carcajada a la que no tardo en unirme.

- Me encanta, es tan...-me hago la pensativa - increíble -termino con adjetivo que me parece perfecto para describir el sitio. Él sonríe y me atrapa entre sus brazos, para luego yo poder atrapar sus labios con dulzura. Nos separamos con un leve sonido.

Salimos del dormitorio. Justin abre la puerta que está en frente en la que se encuentra un piano. Abro los ojos como expresión de sorpresa. Justin enciende la luz, y se acerca al piano color negro que está en el centro de la habitación. Pasa su mano por encima de el, me acerco. 

- ¿Sabes tocar el piano? -pregunto. Asiente con una sonrisa - ¿y me tocarás algo? -pregunto. Justin empieza a reírse. Mierda. Lo entendió con doble sentido. Río.

- Te tocaré algo, pero mañana. Ahora será mejor que nos duchemos ¿no crees? -pregunta mientras se acerca a mi. Asiento.

Bajamos y cogemos las maletas para luego subirlas hacía nuestro dormitorio. Abro la maleta y cojo el pijama junto a la ropa interior. Me giro. Justin me mira sentado en la cama. Sonrío mientras me sonrojo un poco.

- ¿Por qué me miras así? -pregunto con una risa tímida.

- Porque eres preciosa.

- No digas tonterías, bebé.

- Me encanta que me llames así.

- ¿Bebé? -pregunto mientras me acerco hacía él. Asiente con una sonrisa. Me coge de la cintura y me acerca a él, dejando mi pecho a la altura de su cabeza. Eleva la vista para mirarme a los ojos. Me siento encima de él poniendo cada pierna a un lado.

- Estoy enamorado de ti, pequeña. Estoy loco por ti.

Sonrío, y agacho un poco mi cabeza para poder besar sus labios intentando contestarle con un 'yo también estoy enamorada de ti' trasmitido entre besos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario