viernes, 16 de noviembre de 2012

La mecánica del amor {42}


Un mes más tarde. || ________ ||

Vuelvo a hacer el mismo ejercicio. Miro la respuesta del cuaderno. Gruño por lo bajo y lo borro. Tiro el cuaderno hacia delante y apoyo mi cabeza en mis manos. Tengo el examen trimestral de matemáticas. El último. Y no puedo más. Bebo un pequeño sorbo del vaso de agua que tengo a mi lado. Como siempre. Mi hermana me mira de lejos, se acerca a mi y con un achuchón por la espalda y un beso en la mejilla me da ánimos. Suspiro. La puerta suena. Se escucha una voz de un chico. Es él. Sonrío. Por fin un momento de gloria. Siento sus manos taparme los ojos y luego un beso en la mejilla. Me quita sus manos para poder verlo. Se sienta frente a mi. Ríe un poco y yo elevo las cejas como gesto de que no entiendo de que se ríe.

- ¿De qué te ríes, Blas? –pregunto mientras recojo los papeles llenos de ecuaciones de segundo y tercer grado.

- De ti. Si te vieras. Tienes unas pintas horrorosas.

- Si has venido animarme de esa forma, te largas.

- Ya sabes que lo digo de broma. Tú siempre estás guapa.

- Cállate. Lo estás empeorando.

- Reímos.

- ¿Qué tal los llevas? –pregunta echándole un vistazo a los ejercicios.

- Bueno…lo llevo. Aunque suspenderé. No logro concentrarme.

- Y puedo adivinar cual es el motivo, ¿verdad? –me pregunta. 

Asiento, y siento como mis ojos se llenan de lágrimas. Nuevamente llorando por él. Blas se acerca a mi y me atrapa con sus fuertes brazos, y como llevo haciendo desde que le conozco me desvanezco en sus brazos.

Blas es mi vecino. Mi único amigo aquí. El mayor de los apoyos. Ha estado conmigo durante todo este mes. Tiene mi edad, pero a diferencia de mi él va al bachillerato de la escuela de aquí. Nos conocimos por la casualidad de que su ventana esta justo al lado de la mía. Cada vez que me acuerdo de Justin, él esta conmigo. A mi lado. Abrazándome. Cada vez que he querido llamar a Justin, él ha estado ahí para recordarme que lo mejor es que cada uno hagamos nuestro caminos, y es que… ¿cómo estarás, Justin?¿cómo te irá todo?¿te acordarás de nuestros momentos juntos?¿me odiarás?¿me seguirás queriendo?¿estarás pensando ahora mismo en mi, al igual que yo en ti mientras lloro sin parar?¿me extrañarás? Todo aquí es tan extraño sin ti. Sin tus besos. Sin tus caricias. Pero así lo decidí, y me tengo que aguantar cada una de las consecuencias de haberme alejado de ti.

|| JUSTIN ||

Le quito la pelota a Chaz, boto la pelota mientras corro. Se la lanzo a Ryan. Busco un hueco y cuando estoy solo, él me la lanza a mi. Doy dos zancadas hacia la canasta evitando a Bry, y encesto nuevamente. Choco mis manos con las de los compañeros de mi equipo. El entrenador pita con su silbato para finalizar el entrenamiento. Me quito el chaleco. Que calor. Echo mi pelo hacia atrás, algunas chicas me miran. Les guiño el ojo, y mediante risas y algún que otro comentario sobre el entrenamiento de hoy entramos en los vestuarios. Voy hacia mi taquilla, saco una toalla. Me quito la ropa que llevo y la guardo en mi mochila. Cojo ropa nueva y la dejo encima del banco. Ando hacia entrar en una de las duchas, cuelgo la toalla en la puerta. En un sitio que no se moje. Giro el grifo controlando la temperatura del agua que quiero que salga. Y millones de gotas salen disparadas hacia mi cuerpo. Cierro los ojos mientras siento como cada poro de mi cuerpo se relaja tras el efecto del agua. Escupo un poco de agua, aprieto mis ojos. ____. Sus besos bajo el agua. Su cuerpo. Sus caricias. Su risa haciendo eco en la habitación junto a la mía. Maldita sea. Otra vez pensando en ella. Otra vez pensando en ti. Juro que he prometido olvidarte miles y miles de meses. Día tras días. Pero debo de aceptar que los imposibles existen, y olvidarte es imposible. Has dejado tu olor pegado a mi piel. Tu voz como mi sonido preferido. Desde aquella llamada ya no te he vuelto a escuchar ¿me habrás olvidado?¿estarás con otro que no sea yo? Ha decirte la verdad, he intentado estar con otra chica. Pero no puedo. No puedo. Me acuerdo de tu cara cada vez que intento besar a otra chica. Me acuerdo de tu calor cada vez que quiero hacer el amor con otra. El otro día escuché a Brid hablar de ti, de que estabas en los últimos exámenes y conociéndote…estarás nerviosa. Ahora mismo estarás estudiando hora tras hora mientras tiras los papeles por todos lados. Conociéndote tienes un vaso de agua por la mitad y un lápiz mordisqueado por todos sitios a la otra punta de la mesa. Conociéndote no dejarás de hablar y de decir que vas a suspender. Conociéndote…ahora necesitarás uno de esos abrazos que te daba cada vez que estabas inseguras. Necesitarás que te acurruque y te acune como una niña pequeña, pero es que eres mi pequeña. Y aunque sé que lo mejor es olvidarte. Olvidarme de todo lo proveniente a ti. No puedo. Te extraño tanto, princesa. Sacudo mi cabeza al escuchar las voces del entrenador diciéndonos que debemos de darnos prisas, que van a cerrar. Apago la ducha y me enredo la toalla en la cintura. Salgo. Me seco y me pongo la ropa. Cojo mi mochila y me dispongo a salir del vestuario cuando siento una mano en mi hombro. Giro mi cabeza. Es Bry.

- ¿Te apuntas esta noche a una fiesta?

- No creo.

- Venga, no seas marica. Vente.

- No, tío. Paso.

- Deja de ser tan amargado, así no vas a hacer que vuelva.

- Ya sabes que estoy harto de decirte que no me hables de ella.

- Te duele que te diga la realidad, eh.

- Cállate, si no quieres que acabemos mal.

- No tengo ganas de pelearme, yo te lo dije y te lo aviso. No va a volver, así que deja de pensar en gilipolleces. 
Da media vuelta y sale por la puerta.

- ¿A qué hora es?

- Se gira.

- A las once y media.

- ¿Dónde?

- En la casa de Ari.

- ¿De Ari?

- Así es.

- Está bien, allí estaré.

- Eso es Justin –y después de darme un golpe en el hombro se va. Aprieto los dientes.

Me coloco mejor la mochila, y salgo del vestuario. Después de despedirme de algunos amigos voy hacia mi moto, en la cual puedo ver una silueta en frente. Frunzo el ceño. Me acerco un poco más, hasta visualizar quien es ¿Brid?¿Qué hace ahí Brid? 

- ¿Qué haces aquí? –le pregunto cuando me pongo a su lado.

- No sé, quiero hablar contigo. Creo que aunque te hagas el machote eres el único que me entiende.

- Creo que me he perdido –digo un poco confundido. Noto como sus ojos se humedecen. - ¿qué pasa, Brid?¿ha pasado algo..-niega al saber de qué y de quién me refiero- ¿entonces?

- La extraño mucho, Justin. Es mi mejor amiga. No puedo estar sin ella. La necesito tanto. Y sé que se ha ido por su madre. La entiendo. Sé que se ha ido sin pensar en ella, que nos ha dejado aquí solo por su madre. Pero la extraño.

- Una punzada en el corazón.

- Otra punzada más.


Me acerco a ella y le abrazo. Se acurruca en mi pecho. Brid es una buena amiga, y sé que ella le extraña tanto como le extraño yo. Le pego a mí. 

- Yo también le extraño, Brid. Muchísimo. –digo con la voz ronca. Y siento como algunas lágrimas quieren escapar, pero las retengo. No sé cómo pero las retengo. Acaricio la espalda de mi amiga, y escucho como solloza. Aprieto mi mandíbula. Y suspiro antes de decir la decisión de la cual ahora mismo estoy seguro.

- Voy a ir a buscarla. Voy a ir a Georgia a por ella, Brid.

La mecánica del amor {41}


10 días más tardes.

|| _________ ||

Ya no me llamó más. Y aunque mi cabeza dijera que era lo mejor para mi, mi corazón decía a gritos que ese estúpido móvil empezara a sonar como loco con su nombre en la pantalla, y que me dijera que volviera por él. Pero ya no hubo más llamadas. Ni más mensajes. Ni más nada. Y lo extraño, lo extraño demasiado. Maldita sea. Miro la nube color gris que vuela encima de mi, y le doy dos pequeños toques a la colilla de mi cigarro mientras miro como se consume. He empezado a fumar hace un par de días. No puedo estar sin sus abrazos a media noches con susurros llenos de amor junto a caricias que me hacían viajar hacía el país de las maravillas. Aplasto lo que queda de cigarro contra un lado de la ventana de madera y lo tiro hacia el jardín. Suspiro. Una brisa fría hace que me acurruque a mi misma, ¿cómo puede hacer en Abril este tiempo? Cierro la ventana, y me acerco a mi cama. Cojo los apuntes de biología, y lo repaso. Un profesor viene a mi casa a darme el temario y examinarme. Y odio eso. Tiro los apuntes al suelo, y me quedo con la mirada fija en un punto de la pared de mi habitación. Y nuevamente, como hace diez días atrás, lloro desconsolada. Muerdo mi labio fuerte, y me obligo a mi misma a parar de llorar. Yo he decidido venirme aquí a estar con mi madre y mi hermana. Ella me dio a elegir si quería seguir estando en Canadá o si quería estar junto a mi madre apoyándola, haciéndole saber que no esta sola. Y es que he soñado tanto con el momento de poder gritarle a el mundo que ella es mi madre, poder darle un abrazo que no podía hacerme la idea de no estar a su lado cuando ella recordara todo. Y aunque me maldiga mil veces por no haberme despedido de Justin a la cara, creo que hice lo mejor en venirme junto a mi madre y mi hermana. Me levanto de mi cama y me acerco a mi ordenador. Doy golpecitos en mi pierna mientras espero que cargue ¡¡Como tarda!! Ahora giro en la silla hasta escuchar el típico ruido de los ordenadores cuando se encienden. Se abre el Messenger automáticamente. Y me asusto al escuchar el sonido de que alguien me acaba de abrir una conversación. Me extraño, ¿será él? Y con un mínimo de esperanzas, abro a quien me ha dado conversación. Me desilusiono un poco, pero por otro lado sonrío. Brid.

• Bridger:

¡¡Holaaaaaaaaaaaaa!! Te extraño tanto, tía.

• _____ :

¡Holaaaa! Yo también a ti, cielo.

• Bridger:

¿Qué tal todo por allí?¿qué tal tu madre?

•______:

Bueno…por aquí todo es nuevo. No conozco a nadie. Y mi madre, los médicos dijeron que iba a mejorar. Ojala sea verdad.

• Bridger:

Ya verás que si *icono de un corazón* ¿y tú?¿qué tal estás tú?

• ______:

Bien, estoy bien.

• Bridger:

A mi no me engañas, ____. Él está un poco raro, la verdad.

Trago saliva sonoramente.

• _____:

¿Cómo que raro?¿Se le ve mal?

• Bridger:

Ha vuelto a salir con los estúpidos, ya sabes de quienes te hablo. Ha vuelto a ir de chulo, ha cambiado. Como cuando fuimos a aquel viaje. Ya no es el mismo.

•____:

Entonces…¿no se le ve afectado, verdad? Dime la verdad, Bridger.

• Bridger:

No ____, no se le ve afectado.

•____:

*icono sonriendo*

• Bridger:

A mi con iconos no me engañas, ya te lo dije. No te pongas mal, olvídalo. Has una nueva etapa en tu vida.

Un ruido hace que me sobresalte. Bajo el volumen de los altavoces. Un nuevo contacto se ha conectado, miro quien es, y el corazón empieza a latirme rápidamente. Justin. Miro su foto, sale él solo. Miro la mía. Mierda no la cambié. Salíamos los dos. La cambio rápidamente por una mía sonriendo. Que fácil es aparentar estar feliz. 

•____:

Si, llevas razón. Me voy ya, cielo. Espero que hablemos pronto. Te quiero mucho.

Y sin dejarle tiempo a que se despida, cierro sesión y apago el ordenador. Me tiro a mi cama y empiezo a patalear como cualquier niña pequeña de cinco años. Y solo se me pasa por mi cabeza pensar en ti. Quiero que me acurruques entre tus brazos y me envuelvas de tu perfume. Quiero que me des calor, en los días que tenga frío. Justin, ¿tan fácil soy de olvidar? 

||JUSTIN||

Y no puedo dejar de pensar en tu sonrisa, en tus ojos, en esas arrugas que te salían cuando reías sin parar, en esos susurros del cual me siento culpable cuando te llenaba de besos por todo el cuerpo, ¿Qué que quiero en este momento? Quiero que sigas siendo la primera persona a la cual vea cuando me despierte. Quiero abrazarte y susurrarte esos ‘buenos días, pequeña’ que tanto te gustaban. Quiero que me des tus mejores noches, y yo darte mis mejeros caricias. Quiero que me llames diciéndome que vas a coger un vuelo para volver y escaparnos juntos, como hicimos hacia aquella pequeña cabaña de la bola, ¿recuerdas, princesa? Quiero sentirte cerca. Sentir tus labios. Ag, tus labios. Como extraño besarlos. Quiero cogerte entre mis brazos y no soltarte. Me mata no tenerte aquí, a mi lado. 

- Tato…-dice una suave voz sacándome de mis pensamientos. Cierro el portátil.

- Dime, princesa –le contesto con una sonrisa a mi pequeña hermana que se sienta en mi cama y se lleva sus manos a su cintura mientras me mira con el ceño fruncido.

- Tengo que preguntarte algo…-asiento mientras espero su pregunta- ¿por qué ya no traes a ____ a casa? ¡La echo de menos! Era la única de tus amigas que juega conmigo a las barbies.

- Silencio.
- Silencio.

- Bueno, volverá pronto. Y ahora vete a duchar que te está llamando mamá.

- No me está llam..-le interrumpo.

- Corre Jazzy.

- Está bien, pero yo también sé que la extrañas como yo.

Y dicho eso pega un salto de la cama al suelo y moviendo sus caderas dulcemente se va de mi habitación dejando la puerta abierta. Suspiro. Maldita sea. Cierro mi puño. Cojo mi móvil, busco tu nombre. ____. Batallo en mi mente la idea de llamarte o no, tengo tantas ganas de escucharte y aunque me prometí a mi mismo no llamarte. Olvidarte. ¿A quién quiero engañar? Eso es imposible. Te has metido en mi corazón, en mi cabeza, en mi piel. Y no hay día y hora que no piense en ti. Pongo número desconocido y te llamo. Bi, bi,bi,bi…estoy a punto de colgar pero tu voz me cuelga. Te estoy escuchando. Hace tan solo diez días que no te escucho, y para mi es como un año.

- ¿Si?¿Puede hablar? –pregunta sucesivamente. Hago el intento de hablar pero no puedo- voy a colgar si no me habla.

- No, señora no cuelgue. Le hablamos desde una empresa y quería hacerle algunas preguntas ¿puede usted contestarla? –digo poniendo una voz grave. Eres estúpido Justin, ¿qué haces? Me pienso para mi mismo, pero las ganas de estar hablando con ella durante más tiempo se me hacen enorme.

- Si, claro –contesta cortés. Ella tan educada como siempre.

- ¿Cuántos años tiene?

- 17.

- ¿Estudias?¿Qué profesión quiere coger?

- Si. Quiero coger la profesión de psicología.

- Interesante, buena elección –toso al sentir como mi voz se quiebra- ¿dónde vive?

- Silencio.

- Soy de Canadá, pero ahora mismo vivo en Georgia –noto como su voz se vuelve rota, y me mata por dentro.

- ¿Y me echas de menos? –pregunto con la voz ronca. 

Y cuelgo. Sin dejar que ella me responda aunque ya sé la respuesta. Debo de dejar de comerme la cabeza, y olvidarle. Si. Estoy decidido. Voy hacia mi agenda del móvil y borro su número. Una punzada. Abro el Messenger y bloqueo su email. Otra punzada. Pero estoy seguro que ya no más ____. Ni ya más amor. Ahora me toca disfrutar y divertirme. A la mierda con todo. 

La mecánica del amor {40}



‘Hola, Justin.
Ahora mismo no tendrás ni idea de porque te dio esta carta Brid, y conociéndote ya estarás leyendo las últimas palabras de la carta. Para. No leas el final sin antes no leer el principio. Me quedo en blanco al escribirte esta carta, no sé como empezar. No sé como escribirte todo lo que quiero decirte. Me duele tanto, mi amor. Me duele tanto. Quiero darte las gracias por haberme ayudado a tocar las estrellas con las yemas de mis dedos, por haberme llevado a viajar hacia Júpiter con una de mis mejores sonrisas. Gracias por haberme subido al cielo entre caricias y haberme regalado el mejor regalo del mundo mediante tus besos, ¿te cuento un secreto? Pero no le digas a nadie, eh. Antes cuando era pequeña yo no creía en los príncipes azules, siempre pensaba que eso no existía. Mis padres me contaban historias de príncipes y princesas pero yo estaba tan segura de que eso no existía que les decía que no me contaran esos tipos de historias. Que no creía en ellas. Pero cuando me mude de pueblo, entre en una escuela nueva, yo ya tenía doce años. Y vi a un chico de pelo castaño, era terriblemente lindo. Tenía los ojos color miel tapados por unas gafas enormes. Me acerqué a él, y jugué junto a él a sus coches ¡¡Yo odiaba jugar a los coches!! Pero ese chico me hizo jugar, me gustaba. Y aunque fuera una niña, sabía que él tenía algo especial en sus ojos. Y ese mismo día, creí en los príncipes azules. Ese chico era mi príncipe azul, ese mismo chico que ahora es distinto físicamente pero interiormente es el mismo chico que conocí con doce años. Así que gracias, bebé. Gracias por enseñarme a creer que los príncipes si existen. Porque tú eres uno. Y eres el más hermoso del mundo. Vivimos un cuento de hadas, pero todos los cuentos llegan al final. Y por más que me duele decirlo nuestro cuento ha llegado al final. Hay veces, que en la vida no todo es fácil. No todo es color de rosa. Hay veces que la vida se pone en nuestra contra, y no podemos hacer nada. Que todo se vuelve grande y no sabemos como volverlo pequeño. Me he ido. Me he ido con mi hermana, en la ciudad donde ella vive hay un centro en el cual mi madre se puede recuperar, y tengo que viajar hasta allí, hasta Georgia, Atlanta. Todo esto es demasiado complicado, ahora, mientras lees esta carta, yo estaré cogiendo un avión. Ahora mismo tengo el corazón desierto sin ti. No me he podido despedir, no podía decirte adiós mirándote a los ojos. No podría separarme de ti. Y debo hacerlo, por mi madre. Por favor, entiéndeme. Si no quieres saber nada de mi, lo entenderé, aunque me duela. Aunque me duela muchísimo. Pero te prometo que jamás te voy a olvidar, Justin. 
Te amo.
•____________.

Y noto como la tinta del bolígrafo se corre hacia al lado y el papel se vuelve húmedo. Se está mojando. Subo la mano a mis ojos, si, exactamente. Se están mojando por mis lágrimas. Me levanto rápido de la cama, a toda hostia. Cojo las llaves de la moto, y salgo corriendo de mi casa sin decir nada. Me monto en la moto, y arranco para ir a toda velocidad. Veo un poco nubloso por culpa de las malditas lágrimas que salen de mis ojos. Atravieso por medio de los coches, mientras tocan sus claxon como queja. Pero me da igual, necesito detenerla, ¿cómo voy a vivir sin ella a mi lado? Me salto un semáforo, un coche frena de sopetón. Trago saliva, y sigo mi camino a toda velocidad, sin importarme otra cosa que no sea encontrar a ______ antes de que coja ese maldito avión. Llego al aeropuerto, me bajo de la moto, y esta cae hacía la calzada. Corro hacia dentro del aeropuerto, y se me para el corazón. Las lágrimas caen con más frecuencia, y yo ya lo veo todo perdido al escuchar esa frase ' El avión destino Georgia acaba de despegar'. 
Te has ido, te has marchado de mi lado ¿qué voy a hacer sin ti, princesa?¿qué será de mi sin tus caricias y tus sonrisas?¿por qué?¡Te necesito! Aquí conmigo, como tantas veces prometimos, y ya...¿dónde quedaron esas promesas, pequeña?¿cómo las vamos a cumplir si no estamos juntos? La gente me mira con cara extraña, pero me da igual. Ya no me perjudica nada. ______, si esto es una pesadilla despiértame con tus caricias, por favor. Te extraño, ya te extraño princesa. Vuelve conmigo, y haz funciona la mecánica de este amor que se acaba de parar. 

||__________||

El avión despega y con el despegan las lágrimas de mis ojos. Miro por la ventana. Ya me estoy alejando. Noto un dolor en el pecho, y sollozo, ¿por qué?¿por qué me he tenido que ir?¿por qué ahora no estoy junto a él en su cama abrazados mientras reímos? Cojo los cascos y los conecto a mi móvil, empieza a sonar una de nuestras canciones preferidas. Puto aleatorio de canciones. Dejo la canción, y el corazón se me encoje como si una mano lo estuviera estrujando poco a poco. Las lágrimas vuelven a salir, y mis ganas de decirle al piloto que pare este avión, empiezan a aumentar. Me voy, me estoy alejando de él. De su sonrisa. De su voz. De sus
caricias. De sus abrazos. De su olor. De sus manías. Y juro que me estoy muriendo por dentro. Que todo esto se hace cada vez más complicado. Que no puedo estar sin él. Paso mi lengua por mis labios recogiendo el sabor de las lágrimas. Te extraño, bebé. Ya te extraño. 

|| Un par de horas más tardes ||

Bajo del avión junto a mi hermana y mi madre. Mi madre no sabe como actuar, parece asustada. Me duele. Me duele mucho. No sabe que hacer, y parece que todo lo que ve nunca antes lo vio. Yo la miro preocupada. Ojala la estancia en ese centro valga la pena, y se recupere. Mi hermana me mira, y aunque este mal por dejar todo lo que dejé en Canadá, una parte de mi, se siente bien. Encontré a mi hermana y podré pasar con ella más momentos. Sonrío interiormente, pero nuevamente ese vacío hace que esa sonrisa se borre. El vacío de no tenerlo a mi lado. Cojo mi teléfono y lo enciendo. Empieza a sonar constantemente. Miro la pantalla. 7 mensajes. 8 llamadas perdidas. Miro de quienes son, y nuevamente noto como las lágrimas batallan por salir de mis ojos. Justin. No soy capaz de leer ninguno, no tengo la suficiente valentía. Mi móvil empieza a sonar, y es él. Me está llamando. ¿Qué hago?¿Lo cojo? Mi cabeza dice que no mientras mi corazón dice que si, y el tiempo que dura esa pelea entre corazón y cabeza es el tiempo suficiente para que mi móvil deje de sonar. Ha colgado. La pantalla de mi móvil empieza a llenarse de gotas de agua, miro el cielo. No esta lloviendo. Y cuando siento el picor de mis ojos, la rabia en mi corazón, sé que esas gotas provienen de mis ojos. Apago el móvil, y lo guardo en mi bolsillo. Elevo mi cabeza y mi hermana junto a mi madre me esperan en una pequeña máquina por la cual pasan las maletas. Y con un ligero suspiro transformado en susurro me arrepiento nuevamente de haber dejado a kilómetros a la única persona que me hacia sonreír cuando lo veía todo oscuro.
Ando a paso ligero y me sitúo junto a mi madre y mi hermana. Cogemos las maletas y salimos hacia fuera del aeropuerto donde nos espera un taxi para llevarnos al centro donde mi madre debe de ingresar. Ayudamos al hombre a meter nuestras maletas dentro del maletero y luego entrar dentro del coche. Delante va mi hermana junto al taxista. Y detrás yo junto a mi madre, que mira confusa por la ventana. Elevo mi mano y cojo la suya. Ella se asusta y luego se tranquiliza al saber que soy yo. Y nuevamente me trago mis ganas de poderle decir ‘mamá’.

|| NARRADOR ||

Los dos buscan por sus cabezas cada recuerdo, cada momento del pasado. Cada pelea, cada sonrisa, cada caricia. Ninguno de los dos tienen ni idea de cuánto ellos se necesitan en estos precisos momentos. La vida les acaba de poner un muro gigante. Un muro llamado distancia. Ese muro es derrotado por muchos, pero también es el culpable de las derrotas de otros. Ellos se declaraban una pareja fuerte hasta este momento. Hasta este momento en el que ninguno de los dos saben que hacer. Solo saben que se necesitan, y tan solo han pasado horas desde que no están juntos. Quizás ____ se arrepienta de no habérselo dicho a la cara a Justin, o quizás no. Ahora empieza una etapa nueva en las vidas de nuestros protagonistas, una etapa en la cual ninguno de los dos están juntos. Una etapa uno separado del otro. Una nueva vida. Una nueva historia. Porque todo esto fue una bonita historia que llegó a su fin, o quizás sea tan solo un capítulo con un punto y aparte de su libro.