jueves, 7 de febrero de 2013

La mecánica del amor {52, 53 }

- ¿Qué ha pasado? – pregunto cuando sus ojos conectan con los míos.

- Nada.

- Justin, cuéntame.

- No ha pasado nada, pequeña.

- Deja de decir que no ha pasado nada, te conozco. Dime.

- No.

- ¿No me vas a decir?

- No es nada, de verdad.

- ¿No confías en mi? –pregunto mientras los ojos empiezan a picarme haciéndome saber que pronto empezaré a llorar.

- ____...

- ¿Qué?

- Déjalo. 

- ¿Qué deje el qué?

- No ha pasado nada –dice mientras la línea de sus labios se vuelve totalmente seria.

- Me voy.

- ¿Te has enfadado?

- Sí. 

- No te enfades conmigo.

- Cuéntame que te pasa.

Suspira y pasa sus manos por su pelo haciéndome saber que está realmente frustrado. Levanta su mirada y mira nervioso hacia los lados. Suspiro y apago la cam. No puedo verle así y menos si no me deja ayudarle.

- Adiós, Justin. 

- No te quiero preocupar.

- Pues cuéntame que te pasa, maldita sea.

- No puedo.

Y de pronto siento como la primera lágrima cae, luego le sigue una más hasta acabar amontonándose una lágrima tras otra hasta desembocar en mis labios. Sin pensármelo apago el ordenador sin cerrar si quiera el Messenger. Me quedo parada sentada en la silla mirando hacia la pantalla. Estoy cabreada y a la vez preocupada. Me levanto de la silla y le doy una pequeña patada a la pata de la cama. Gruño. Me siento en el suelo con mi espalda pegada a la pared, ‘ No puedo ‘ ¡claro que puede! Que no quiera es otra cosa totalmente diferente, ¿a caso no confía en mí? Llevamos cuatro meses juntos. Le he contado todo lo de mi madre. Todo mi pasado. Y él no confía en mí. Mi móvil vibra y estiro el brazo para poder cogerlo de encima del escritorio. Un Whatsapp. Lo abro.

              No te enfades conmigo, por favor. Te amo.

Una lágrima cae justo encima del cristal de mi móvil. Otro mensaje. 

                                                ¿Me dedicas una sonrisa?

Y sonrío. No sé como lo hace pero siempre lo consigue. Tecleo rápidamente en mi BlackBerry. 

                 No soy yo la que tiene que sonreír, eres tú. Espero que nada vaya mal.

Le doy a enviar y él rápidamente me contesta.

                             Nada va mal, pequeña. No te preocupes. Te amo, 
                               ¿tú me amas? *icono con una sonrisa tímida* 

Seco mis lágrimas y sonrío mientras le contesto.

                  Te amo tanto como para preocuparme por cómo estás. 
                              Si algo va mal, házmelo saber, por favor. 

E inmediatamente me contesta.

                   Te amo, _____.


Y sé que está evitando el tema. Sé que algo va mal y que él no quiere que me preocupe. Dejo el móvil encima del escritorio. Odio que intenten mantenerme a parte de algo. Lo odio, y más si es por su parte. Me levanto del suelo y miro la hora. Las diez de la noche. Bajo hacia el salón y me encuentro a mi hermana hablando por teléfono, nos dedicamos una sonrisa. Me siento en el sofá y la observo mientras ella va de un lado a otro dando vueltas sin parar. Me hace gracia y suelto una leve carcajada. Se le ve nerviosa y un poco sonrojada. Seguramente estará hablando con un chico. Se muerde el labio cada dos por tres y la conversación finaliza con un ‘hasta mañana, te quiero’. Elevo las cejas a dirección de mi hermana y ella empieza a pegar dos o tres saltos. Río fuertemente al verla como una niña pequeña. 

- Ya me contarás cuando estés más calmada –le sonrío mientras voy a la cocina y ella sube las escaleras hacia el piso de arriba pegando pequeños gritos.

Niego con la cabeza mientras sonrío divertida. Lleno un vaso de leche y lo meto en el microondas. Cuando está caliente lo saco, cojo una servilleta y subo a mi cuarto. Lo dejo encima de la mesita de noche, quito las sábanas y cojo mi móvil. Me siento en la cama. Voy hacia los contactos y pulso su nombre. Comunica y la llamada se corta. Refunfuño por lo bajo y dejo el móvil al lado del vaso de leche que me lo bebo minutos después. Me tumbo mejor en la cama, intento llamar nuevamente a Justin pero esta vez el móvil está apagado. Frunzo el ceño y cierro los ojos sin saber todo lo que me espera dentro de unos días. 





Me levanto antes de que el despertador suene. Algo realmente raro en mi. Cojo mi móvil y parpadeo un par de veces para que la hora deje de verse borrosa. Son las seis y media de la mañana. Hago una mueca con mis labios y dejo el móvil encima de la mesita de noche. Me estiro y suelto un gruñido. Me pongo de pie en el suelo y ando hacia la ventana hasta abrirla. La luz del sol me da plena en los ojos y los cierro un poco, pero pronto me acostumbro a la luz. Ando hacia el almario y cojo un pantalón vaquero junto a un chaleco color coral. Antes de entrar en el baño cojo mi móvil y pienso en llamar a Justin, pero anulo la idea al acordarme de la hora que es, quizás le llame cuando este yendo hacia el instituto. Entro en el baño y después de una ducha rápida me visto, y me cepillo el pelo. Cuando acabo entro en la habitación y miro la hora. Las siete de la mañana, y el despertador empieza a sonar. Y esbozo una sonrisa al recordar que hace tan solo unos días me hubiera despertado junto a él. La sonrisa se borra rápidamente al acordarme de lo que pasó anoche, ‘¿estará bien?¿por qué no me cogió el móvil?’ Mientras hago una pequeña batalla en mi cabeza coloco los libros dentro de la mochila, y la dejo encima de la cama. Me pongo los zapatos y luego me echo un poco de colonia. Me miro al espejo y sonrío un poco. Saco la lengua. Hago una mueca. Hablo delante del espejo. Me río. Y cuando termino de hacer las anteriores tonterías me siento en la cama. Cojo el móvil y para mi sorpresa empieza a vibrar. Rezo por lo bajo para que sea Justin, y cuando abro el Whatsapp que me acaba de llegar. Todas mis esperanzas se esfuman. No es él.

                     ¡Buenos días! Te paso a recoger dentro de media hora, 
              Espero que no te quedes  dormida como siempre,  floja. Un beso.

Le respondo rápidamente a Blas y dejo el móvil en la cama para salir de mi habitación. Cuando bajo las escaleras me encuentro con mi hermana. Nos intercambiamos alguna que otra sonrisa y entro en la cocina para coger una manzana, hoy no me apetece tostadas. Mientras muerdo la fruta voy hacia el salón y me siento con las piernas bajo mi trasero. 

- ¿Con quién hablabas ayer? –le pregunto y noto como sus mejillas se sonrojan.

- Mmm…

- ¡Venga, Violeta!

- Con Hugo.

- ¿Quién es Hugo?

- Pues un compañero de trabajo.

- ¿Estáis saliendo?

- ¡______!

- No te pongas tímida, dime.

- Si, esta noche viene a cenar.

- ¿Esta noche? 

- Si, así que te agradecería que…

- ¿Me fuera a cenar a casa de Blas?

- Si puede ser, si –río ante su respuesta.

- Está bien, iré a cenar a casa de Blas. 

- ¡Graciaaaaaaaaas! –dice alargando la ‘a’ demasiado para mi gusto.

Le sonrío divertida y me levanto del sofá para tirar la manzana.Subo las escaleras y cojo la mochila. La cuelgo en mi espalda y cojo el móvil. Tengo un whatsapp, pero lo leeré después. El timbre suena. Blas está aquí. Bajo las escaleras y me despido de mi hermana antes de cerrar la puerta detrás de mí y de mi amigo.

- ¡Holaa! –le doy un pequeño abrazo y él me responde con un beso en la frente. 

Andamos entre bromas hasta llegar a un semáforo en rojo y nos paramos. Me acuerdo de que tenía un whatsapp y cojo mi móvil de mi bolsillo trasero. Abro el mensaje.

¡Buenos días, pequeña! Lo siento por no haberte contestado ayer por la noche, pero me quedé sin batería. Te iba a llamar pero no sabía si estabas dormida o no, así que si lees esto y puedes llamarme, hazlo. Sino después de clase te llamo. No olvides que te quiero.

Sonrío tras releer el mensaje unas cuantas de veces. Blas me da un pequeño golpe en el hombro haciéndome saber que el semáforo se puso en verde. Me pongo un poco roja y río. Cruzo la calle y seguimos andando hacia el instituto. Le respondo a Justin.

¡Buenos días, Justin! Estaba preocupada, pero te perdono. No puedo llamarte, ya voy a llegar al instituto, ¿qué tal estás?¿mejor? Espero que todo vaya bien. No olvides tú tampoco que te quiero. Y mucho.

Guardo el móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón y empiezo una conversación con Blas de algunos capítulos de nuestra serie favorita, hasta que entramos dentro de clase. Andamos junto hasta nuestra aula y nos sentamos en los sitios de siempre. Al final del todo. Los dos juntos. Intentamos seguir hablando pero se nos hace imposible ya que el profesor de matemáticas acaba de entrar.





Me despido de Blas cuando nuestros caminos se separan, y ando sola hasta mi casa. Saco el móvil y veo que tengo dos llamadas perdidas de Justin. Y un whatsapp. Pulso la tecla de llamada. Bip, bip, bip…y al tercer sonido su voz suena para hacerme sonreír. 

- ¿____?

- ¡Hola! ¿Cómo estás, nene?

- Acabo de llegar de clase –dice nervioso.

- ¿Y qué tal estuvieron las clases?¿Viste a Brid?

- Si, estuvieron bien. Brid te echa de menos, me envío un beso para ti.

- Yo también la extraño. Envíale un beso de mi parte.

- Lo haré, pequeña –y dicho esto, se escucha una puerta abrirse. Puedo oír a Justin hablar flojo. Frunzo el ceño- nena, tengo que colgar.

- ¿Por qué?

- Mi madre quiere que le ayude a hacer la com…

Y de pronto la llamada se corta. Me extraño y miro el móvil un par de veces seguida, ¿qué está pasando?

|| JUSTIN ||

Miro el móvil y luego a la culpable de que la llamada se finalizara. Suspiro cabreado e intento contar hasta diez, como muchas personas dicen que tranquiliza. Pero conmigo eso no funciona. Dejo el móvil en la mesa del salón y tiro la mochila al sofá mientras ella me sigue y repite varias veces ‘¿qué pasa?’ Paso mis manos por mi pelo y le miro nervioso. 

- ¿Por qué has colgado?

- ¡Era una broma, Justin! No te enfades conmigo.

- Estaba hablando con ____. 

- Siempre hablas con ella…

- ¡Claro que hablo con ella, es mi novia!

- ¿Entonces por qué no está ella aquí?

- Olvídalo.

- No, claro que no lo olvido. Me cae mal tu novia.

- Deja de hablar de ella.

- Es que no te quiere.

- ¡He dicho que dejes de hablar de ella, joder! –exclamo fuertemente. Estoy cansado y solo lleva aquí un maldito día.

- Yo si te quiero, Justin. Podemos…

- Podemos nada. No vuelvas a meterte entre ella y yo, ¿está bien? 

- Justin…

- ¿Está bien? –insisto.

- Está bien –dice entre dientes. Suspiro y cojo mi móvil - ¡¿Ya vuelves a hablar con ella?!

Me levanto rápidamente del sofá cojo mi mochila y subo a mi habitación pegando un pequeño portazo. Necesito hablar con ____ y contarle todo lo que pasa y lo que pasará durante unos meses. Pero no puedo. No quiero hacerla sufrir, porque sé que realmente sufrirá con todo esto. Me duele no decirle la verdad, aunque sé que tarde o temprano ella se enterará. Así que decidido cojo mi móvil y tecleo rápidamente.

No sé lo que le pasó al móvil y colgó de repente. Lo siento, princesa. A las cuatro y media podemos hablar por cam, necesito ver esa sonrisa que me enamora ¿te parece? Te amo.

Miro debajo de su nombre para ver si escribe, y exactamente lo hace. Me llega su mensaje.

No te preocupes. Sí, yo también necesito verte. Te amo.

Estoy decidido a contarle hoy todo. Como se suele decir: Más vale tarde que nunca. Y sonrío convenciéndome a mí mismo de lo que voy a hacer, pero no tengo ni idea de todo lo que va a pasar esta misma tarde.