miércoles, 26 de diciembre de 2012

La mecánica del amor {46,47}



|| JUSTIN ||

Siento su respiración tranquila chocar contra mi pecho, le miro y veo que se ha quedado dormida entre mis brazos, como la he extrañado. Entra una leve brisa fría por la ventana, intento separarme de ella para cerrarla pero _____ se aferra mejor a mi pecho y susurra algo que no he podido entender. Sonrío y echo sus pelos hacia atrás para luego acariciar sus mejillas y bajar mis caricias a su espalda. Meto mi mano dentro de su chaleco y suspiro al sentir el contacto con su piel. Doy leves caricias, de arriba hacia abajo. La quiero tanto. Bajo un poco más mi mano hasta que esta choca con el principio de sus pantalones. Lamo mis labios y meto mi mano dentro de sus pantalones y acaricio su trasero delicadamente. Ella se mueve un poco y puedo ver como una sonrisa se apodera de sus labios haciendo que yo también sonría.

- Eres un pervertido –dice mientras suelta una pequeña risa.

- No, solo estoy falto de cariño.

- ¿Es una indirecta?

- Yo más bien diría directa.

_____ me da un puñetazo sin fuerza mientras carcajea y yo me uno a su risa, pero ella pronto deja de reír ya que acabo de pegar sus labios con los míos. Subo una mano a su mejilla y la dejo allí mientras que con mis dedos le hago leves carias en sus mofletes, ahora, enrojecidos. Sonríe, y eso hace que mi corazón empiece a latir a toda hostia. Se separa de mi con un beso fugaz acompañado de un suspiro. Se tumba con medio cuerpo suyo encima del mío. 

- Justin…

- Dime, princesa.

- ¿Cuándo te vas?

- ¿Ya quieres que me vaya? –ella niega con la cabeza.

- Sabes que si por mi fuera te quedarías aquí conmigo siempre, pero…

- Lo sé, me voy mañana a las siete.

- ¿Qué hora es? 

- Las ocho –contesto después de mirar mi reloj.

Ella sonríe y se levanta del sofá en apenas un salto. Se acerca a mis labios para depositar en estos un beso demasiado corto para mi gusto y después de decirme ‘Espérame unos minutos’, corre escalón a escalón las escaleras que dan a la plata de arriba, y con una sonrisa de estúpido me quedo mirando como su silueta se pierde en aquella escalera. Me levanto del sofá y me acerco a una estantería llenas de libros, hace muchísimo que no me leo uno. El título de uno me llama la atención ‘Medianoche’. Abro el libro por una página cualquiera y empiezo a leer…

‘’Cuando se ama a alguien hay que impedir que las mentiras se interpongan entre ambos. No importa lo que suceda aunque se le pierda para siempre, decir la verdad es fundamental’’

Al acabar de leer aquel párrafo siento unas manos frías taparme los ojos. Sonrío y con alguna que otra dificultad dejo el libro en su sitio para luego colocar mis manos encima de las de mi novia, me giro quitando sus manos de mis ojos y sonrío al verla. Beso su nariz y sonríe.




- Te quiero mucho, Justin.

Sonrío y me inclino hacia su boca para capturar sus labios entre los míos. Al separarme beso su frente, miro hacia el sofá y veo una mochila. Frunzo el ceño.
- ¿Para que llevas una mochila?

- Es una sorpresa, Justin.

- ¿Me la dices?

- No.

- Venga, princesa.

- No.

- Por favor.

- Que no, Justin.

- Que mala eres.

- Y tú que tonto.

- ¿Ya no me quieres?

- Claro que te quiero, imbécil. 


Sonreímos y nos damos un pequeño beso. ____ se separa de mi y coge la mochila para colocársela en su espalda, luego coge unas llaves que están encima de la mesa del salón y se gira para mirarme con una sonrisa. Se la devuelvo. Ella coge un papel y un bolígrafo y escribe algo para luego dejarlo en la mesa, anda hacia mi y coge mi mano para tirar de mi hasta la puerta. Río divertido. Abre la puerta, y salimos. Pero antes de entrar en el coche le abrazo por detrás y beso su mejilla.




|| _________ ||


Tiro de Justin hasta llegar al coche, abro la puerta y entro en el sitio del conductor. Justin me mira sorprendido, y yo río. Él entra por la puerta del copiloto y se sienta. Cojo la mochila y la pongo en los sillones de atrás con cuidado. 
- ¿Desde cuándo tienes carnet?

- Desde hace un año, pero no tenía coche.

- Interesante, no lo sabía.


- Sabes tan pocas cosas, Bieber.


- ¿Cómo qué se pocas cosas?


- Nada, nada.


- No, dime.


- No, déjalo –suelto una pequeña risa.


- No, déjalo –me imita y esto hace que ría más fuerte- no, dime, ¿qué es lo que no sé, pequeña misteriosa?


- ¿Cómo me llamaste?


- Pequeña misteriosa.


- Rompo a reír y él ríe conmigo. De pronto se acerca haciendo que nuestras risas cesen y nuestros labios cada vez estén más pegados hasta acabar juntos. Sonrío entre sus labios y siento como con su pulgar me hace leves caricias en mi mejilla. Nos separamos tras un beso fugaz. Meto las llaves para poder arrancar.


- Ya me explicarás esas cosas que no sé.

Arranco, meto primera y me pierdo entre las calles de Atlanta. De pronto siento una mano por mi rodilla, y miro de reojo a Justin que sonríe. Sonrío. Enciendo el radio y empieza a sonar ‘The A Team’ de Ed Sheeran. La tarareo mientras voy guiándome para saber donde estoy. Cuando lo sé, cojo una curva y finalmente acabamos en donde yo quería, un mcdonald’s. Después de aparcar, Justin me mira.


- Bonita sorpresa, princesa.


Reímos y bajamos del coche. Cierro las puertas y me acerco a Justin, este se acerca a mi y me abraza por los hombros para andar hacia la entrada.


- Ve buscando sitio mientras yo pido, ¿quieres? –asiento con una sonrisa, y luego de decirle lo que quiero, me dispongo a alejarme pero él tira de mi haciendo que mi pecho choque con su pecho. Sonrío cuando lo tengo a milímetros, y él besa mis labios después de susurrar un tierno ‘Preciosa’. 


Me separo, y voy a buscar sitio. Encuentro una mesa de dos al lado de la ventana, ando ligera hasta ella y me siento. Muevo mis dedos mientras le doy golpecitos a la mesa haciendo alguna melodía inventada. Sonrío al ver a Justin venir hacia mí. Deja la comida en la mesa y se sienta delante de mí. Desenvuelvo mi hamburguesa, y lamo mis labios. Levanto la cabeza y veo como Justin me mira. Me ruborizo y bajo un poco la cabeza. Él suelta una pequeña carcajada y me coge del mentón haciendo que eleve la cara para quedarnos mirándonos. Uno al otro. Sonreímos. 


- Te quiero.


- Yo también te quiero, Justin.


Y dicho esto, nos damos un pequeño beso para luego empezar a comer. Justin coge su hamburguesa con las dos manos y al pegarle el bocado toda la lechuga se le cae hacia el lado. Río fuertemente y él me mira con mala cara. Realmente, es peor que un niño pequeño.


Después de terminar de comer, nos levantamos y pagamos. Salimos de allí cogidos de la mano. Nos acercamos al coche y entramos. Cojo un coletero que tengo en la guantera del coche. Echo mi cabeza un poco hacia atrás, cogo todo mi pelo y me hago una cola bastante alta. Meto algunos mechones de pelos detrás de mi oreja, y sonrío mirando el retrovisor. Miro a Justin, que me mira embobado. Suelto una risa nerviosa.


- Me encanta cuando haces eso.


- ¿Cogerme una cola?


- No, lo otro.


- No te entiendo.


Entonces ocurre algo bastante extraño. No sé cómo ni cuándo, Justin hace que me siente encima suya y acabe a milímetros de su cara. Carcajeo un poco.


- Eso.


- Justin, explícate.


- Esa risa que te sale cuando me miras. Juro que me vuelve loco.
 
- Tú también me vuelves loca a mí.


- ¿Ah sí?


- Si, ¿y sabes por qué?


- No, ¿por qué?


- Por que cuando hago esto…-me acerco a sus labios, y él suspira apretándome hacia su pecho- me aprietas fuerte hacia a ti, y eso me vuelve loca.


- Tú entera me vuelves loco a mí.

- ¿Sí?¿Cómo cuánto?

- Como de aquí a la luna ida y vuelta.

- ¿Tanto?

- Eso se queda corto.

- No sabes todo lo que enciendes en mi. –susurro cerca de sus labios- no sabes todo lo que te quiero, Justin.

- Tú tampoco tienes una idea de lo que te quiero yo a ti, ____.

Sonrío como estúpida. Coloco una mano en su cuello, y con mi otra mano le doy suaves caricias en sus labios. Me acerco a él. Y cuando estoy a milímetros, soplo en sus labios. Él me aprieta hacia él. Me acerco a sus labios y él se inclina para cogerlos con fuerza. Con ganas. Movemos nuestros labios al mismo compas. Al moverme me pego un pequeño golpe con la puerta del coche, reímos entre nuestros labios. Justin baja sus manos hacia mi cintura y las mete dentro de mi chaleco. Yo suelto un pequeño gemido al sentir su tacto. El beso cobra velocidad, y ahora sí que estoy en la luna. Damos idas y vueltas a toda hostia, cabe la posibilidad de que todo esto es lo que se siente al reparar la mecánica del amor. Justin abre un poco más mis piernas para acomodarse mejor y arrastra sus labios hacia mi cuello.


- Justin…tranquilo, estamos en un aparcamiento.

Él gruñe y vuelve hacia mis labios para capturarlos nuevamente, pero esta vez, suavemente. Despacio. Como si se fueran a romper.


- Será mejor que paremos, porque si no, juro hacerte mía aquí mismo. 


|| NARRADOR ||

El coche de ______ se para en medio de un gran bosque repleto de árboles de los cuales las hojas se mueven por culpa del viento frío que corre. Primero se baja Justin y luego ____ con la mochila en la espalda. Justin lleva todo el camino pensando que tendrá su novia en la mochila. ____ eleva su mano para coger la de Justin y le guía hasta acabar en una alta montaña ‘¿cómo han subido aquí?’ se pregunta Justin, pero lo que él no sabe es que en estos dos meses este sitio ha sido el favorito de _____. Donde ha venido a llorar, a gritar, a pensar. Un resguardo. _____ mira a su novio con una sonrisa esperando a que le diga algo. Pero él no dice nada, tan solo le mira con una sonrisa. 

_____ deja caer la mochila en el suelo con cuidado, y va hacia el filo de la montaña. Se sienta. Desde ahí se puede ver toda Atlanta. Mira hacia atrás y con un leve gesto le pide a Justin que se sienta a su lado. Este le hace caso y se sienta a su lado pasando su brazo por la cintura de ella. _____ deja caer su cabeza en el pecho de Justin, y se quedan en silencio. No un silencio molesto, tampoco uno de esos que se producen cuando nadie sabe lo que decir. Es un silencio de esos que se produce cuando dos personas están cómodas una con la otra. Cuando se hablan a través de latidos. Cuando quieren decir tantas cosas que al final acaban callados. Y de pronto el silencio se rompe por dos palabras mágicas. Dos palabras que no significan nada separadas pero juntas lo significa todo. 

- Te amo, _____.

‘Cuando me di cuenta era tarde. Ya te habías metido en mi corazón. Ya habías dejado todas tus caricias en mi piel. Todos tus besos en mis labios. Te habías echo dueño de la mecánica de mi amor. Cuando me di cuenta mi sonrisa dependía de la tuya. Mi pensamiento era tuyo. Completamente tuyo. Has hecho que toque el cielo con las puntas de mis dedos. Me has hecho feliz, ¿sabes? Cuando me di cuenta ya estaba enamorada de ti’

- Yo también te amo, Justin.

Y dicho esto, nuestros protagonistas se besan. De una forma diferente. Existen tantos tipos de besos que no podría definir cada uno de ellos. Hay tantos sentimientos en cada uno de ellos, que me sería casi imposible decir lo especial que es concretamente uno. Porque cada uno de esos besos quiere decir una cosa distinta, quiere transmitir algo diferente. Porque cada uno de esos besos son parte de esta gran historia.

La mecánica del amor {45}

Me da miedo soltarme de ella, no soy capaz de dejar de abrazarla. Tengo miedo a que se vaya. A que todo esto sea tan solo un sueño, uno de tantos que he tenido en los cuales ella era la protagonista. Su respiración agitada choca contra mi cuello, como he extrañado esto. Sentirla cerca. Sentir su respiración chocar con mi piel. Se va alejando de mi, pero yo la aprieto un poco más a mi, no quiero que se separe. Por mí, me quedaría junto a ella. Pegados. Los 365 días del año. Ella suelta una pequeña carcajada, que me ha acelerado el pulso. La dejo separarse un poco, pero tan solo un poco. Tres o quizás cuatro milímetros de mis labios. Suspiro, y ella pega su frente contra la mía. Tiene los ojos cerrados, y yo los cierro por puro instinto. La pego un poco más a mí. Tengo unas ganas loca de oírla hablar, de besadla, de sentirla mía. Abro los ojos al sentir su mirada, y me quedo colgado en sus ojos color café. Puedo ver como una lágrima cae por ellos y desemboca en sus labios. Con mi dedo pulgar le quito las lágrimas y echo su pelo hacia atrás. 

- Perdóname -susurra cerca de mí. Tan cerca que puedo alimentarme de su perfume. Niego con la cabeza.

- No me pidas perdón, solo di que me quieres, que no me has olvidado. 

- Te quiero, te quiero tanto, ¿cómo te voy a olvidar si no sales de mi cabeza tan solo un segundo?

Sonrío como estúpido, y beso su mejilla. Luego beso su nariz, y ella sonríe. Su sonrisa hace que mi mundo se pare. Acaricia mi nariz con la suya, subo a su frente y la beso. La miro. Nos miramos. 

- Yo también te quiero, princesa. No puedo estar sin ti.

Y dicho esto, atrapo sus labios con los míos. Coloca sus manos en mi cuello, y me acerca más a sus labios. Sus labios saben a algodón de azúcar, saben tan bien. Extrañaba tantos sus labios. Muerde mi labio inferior y lo succiona un poco. Estoy en las nubes. Besa despacio mis labios, pequeños besos que hacen que cada vez necesite más sus labios. La atraigo más a mí, la envuelvo con mis brazos y su pequeño cuerpo queda pegado al mío completamente. Ni un solo hueco. Le beso más rápido. Son caramelo. Encuentro su lengua y esta hace el amor con la mía. Saboreo cada rincón de su boca, de sus labios. Separo mis labios de los suyos con dificultad, y los poso en su mejilla, dejando una fila de besos mojados hacia su oído.

- No sabes...-susurro después de un gruñido proveniente de mi deseo hacia ella- como me haces falta cada día. 

|| __________ ||

El cielo se queda demasiado corto para decir donde me situó ahora mismo. Se me pasan tantas cosas por la cabeza al tenerlo cerca. Se me ocurren tantas cosas que decirle, que como una estúpida me quedo sin decirle nada, pero mi corazón grita. Grita que le quiero. Que para mí también ha sido complicado estar lejos de él. Que me perdone por despedirme por una jodida carta, pero que el mundo se me hubiera caído encima si me hubiera tenido que despedir mirándole a los ojos. Esos ojos de los cuales estoy enamorada. Locamente enamorada. Me separo de su cuerpo. Nos quedamos mirándonos, queriéndonos decir millones de cosas entre el silencio. 

- ¿Paseamos? -pregunta cortando el silencio. Asiento, y él pasa su brazo por mis hombros mientras nos perdemos en el pequeño parque. Después de varios minutos de silencio me decido a hablar. 

- Justin...-susurro para comenzar a hablar. Él se para, y esto hace que yo me paro. Se gira quedando frente a mi cuerpo.

- Me da igual, _______.- frunzo el ceño ante su respuesta.

- ¿El qué te da igual? No te entiendo.

- Me da igual tener que estar a kilómetros de ti, si sé que vas a volver. Me da igual esperarte. Me da igual estar sin besarte si me prometes llamarme cada día para poder escucharte. Me da igual no oler tu perfume si me prometes que volverás a mi lado, y cuando vuelvas nos escaparemos juntos. Me da igual....-se queda callado. Le miro mientras mi corazón batalla en si salir o no de mi pecho- me da igual todo, ______, si me prometes que me querrás tanto como yo lo hago. 

Me lanzo y capto sus labios con desesperación. No puedo más. Maldita sea, cuanto le he extrañado. Él me responde rápidamente, comiéndome los labios literalmente. Damos pasos ciegos hasta que me choco con algo: Un árbol. Justin posa una mano en el árbol, y la otra la deja descansar en mi cintura mientras nuestros labios no dejan de jugar a un juego bastante tentador. Sube un poco mi camiseta y acaricia mi piel con sus dedos. Su mano está caliente y al hacer contacto con mi piel fría mi piel se estremece. Coloco mis manos en su cuello y le doy leves caricias. Subo un poco mis manos y las pongo encima de sus mejillas para que no se separe de mi boca. Él sonríe al darse cuenta, y se separa de mis labios, tan solo un milímetro. Un maldito milímetro. 




- No me separaría de tus labios nunca.


Y con una sonrisa proveniente de los dos, nuestros labios se vuelven a unir. Me río al sentir como Justin se estremece al pasar mi mano por la hebilla de su correa. Él susurra algo entre beso y beso, pero no lo entiendo. Subo mis brazos y los cuelgo en su cuello. Me separo de él. Le doy un beso, luego otro, luego otro más, y luego otro, pero este dura más que el primero. Sus manos bajan hacia mi trasero, y suelta un suspiro al que yo le respondo con algo más de pasión mediante beso y beso.

- Just…-me dispongo a hablar pero él me calla.

|| JUSTIN ||

Suelto un leve ‘sh’ de mis labios que ahora captan los de ella con dulzura. Nunca imagine sentir todo esto por alguien, estar estúpidas sensaciones que hacen que cada vez quiera estar más cerca de ella. Esta obsesión por sus labios, por no parar de besadla y besadla. Este miedo a que llegue el momento en el que me tenga que alejar de ella. Y es que ella, su mirada, su sonrisa, me llenan. Me llenan de amor. Subo mi mano hacia su mejilla y la acaricio. Nos separamos dejando los labios caer como si hubieran estado pegados como caramelo. La miro, y ella me mira con esa mirada que hace que me vuelva a loco por ella. Por toda ella. Sonríe y sube su mano para colocarla encima de la mía y acariciarla. Sonrío como un estúpido, pero es que estoy estúpidamente enamorado de ella.


- ¿Tú crees que podremos superar la distancia, Justin?

- Yo creo que la distancia impedirá que te bese al despertar, pero no que te llame cada mañana para darte los buenos días. Impedirá que te agarre de la mano al pasear, pero no que sonría cada vez que te recuerde. Podrá impedir que te acaricie, pero no que cada día que pase te quiera más. 

- ¿Sabes lo que yo creo, amor?

- Dime.

- Yo creo que la distancia va a perder esta vez, y que ella nunca se había enfrentado a un amor tan fuerte como el nuestro.

- Yo también lo creo, princesa.

Y dicho esto me abrazas como si no hubiera mañana. No sé cómo ni cuándo me enamoré de ti, pero si sé porqué. Porque cuando sonríes haces que mi mundo se detenga, porque cuando ríes mi corazón da un vuelco haciéndome sentir el chico más afortunado del mundo. Porque me encantan tus enfados de niña pequeña, y tus besos de reconciliación. Porque amo cuando me abrazas y te puedo acurrucar entre mis brazos. Porque cuando me besas haces que me plantee cosas que nunca jamás me había planteado, como el poder pasar toda mi vida a tu lado, y tú princesa, ¿por qué te has enamorado de mi?

domingo, 9 de diciembre de 2012

La mecánica del amor {43,44}


¿Cómo reaccionaré al verla? 

Es la pregunta que le ronda a Justin por la cabeza. Y esto es normal en Justin, ya que él nunca antes había hecho esto por ninguna otra chica. Por ninguna. No tienen ningún plan ni tampoco ningún discurso que darle a ______ para que se dé cuenta que le importa una mierda la distancia. El miedo le recorre cada parte de su cuerpo, y esto es extraño en él. Realmente muy extraño, ¿miedo?¿él? Jamás antes lo había sentido, pero ahora si lo siente. Y no porque esté a kilómetros del suelo. Tampoco porque vaya a verla. Sino porque tiene miedo a la reacción de ella. Tiene miedo a que este con otro chico. En estos dos meses que han pasado desde que están lejos uno del otro nunca antes había necesitado tanto a alguien, como le necesita a ella. 

El avión se mueve un poco y la persona mayor que se sienta al lado de Justin se asusta agarrándose fuertemente al asiento. Está asustada. Justin apostaría mil dólares a que es la primera vez que se sube en un avión y debe de ser por algo importante ya que a la mujer le da bastante miedo. 

- ¿Está acostumbrado a subir en aviones? -pregunta la mujer con la respiración un poco agitada. Se escucha su corazón constantemente como si quisiera salir del pecho.

- La verdad es que no -dice Justin- pero no se preocupe estás turbulencias son normales- sonríe para tranquilizar a la mujer, ella asiente y suelta un pequeño suspiro, luego cierra los ojos fuertemente- no se asuste, queda poco.

La mujer se recuesta mejor en su asiento, coloca bien su falda larga color negra y deja caer la cabeza hacia atrás cerrando los ojos e intentando dormir, quizás así se pueda relajar un poco. Justin vuelve la mirada hacia la ventana. Con su dedo índice repasa el contorno de las nubes por el cristal. Suelta un leve gruñido con una mezcla de felicidad y de tristeza, y es que él no sabe nada de lo que le espera dentro de tres o quizás cuatro horas.

• En un lugar bajo esos kilómetros sobre el cielo.

_____ abre la ventana y toma un poco de aire. Suelta un grito ahogado en su propio silencio, han pasado dos meses desde que no se ven y le extraña demasiado. Mira hacia el escritorio y ve el paquete de tabaco encima de algunos libros. Se acerca y lo coge para luego sacar uno de los veinte cigarros que contiene. Coge el mechero que se encuentra en la esquina de ese mismo escritorio, se deja caer en la ventana. Lo enciende y da una pequeña calada para poder encenderlo. El humo con un color gris cálido sale de sus labios para esfumarse entre el aire. Mira el cigarro que se encuentra entre sus dedos y lo ve consumir. Si Justin le viera, la mataría. Da un pequeño golpe para tirar la ceniza, y vuelve a inspirar del cigarro. 
Lo apaga cuando está a la mitad y lo guarda nuevamente en la caja. Pasa por el espejo y mira su reflejo. A perdido unos cuantos de kilos y el cabello lo tiene castaño. Si, se echó un tinte junto a su hermana. Quería cambiar algo de su 'look'. Recuerda que hoy es sábado y junto a ese recuerdo, recuerda también otros tantos como que hoy tiene que limpiar la casa por completo. Se lo prometió a su hermana. Abre el armario, se pone un pantalón vaquero claro y un chaleco de mangas largas celeste pero fino. Están en Abril. Se coge una cola alta. 
Se pone unas deportivas blancas, y baja hacia el piso de abajo dando pequeños saltos de escalón a escalón. Cuando salta el último escalón, el móvil empieza a vibrar en su bolsillo. Al principio se asusta pero luego se tranquiliza y lo coge después de mirar quien es, y con una sonrisa en la cara saluda dulcemente.

- ¡Hola, tía!

- ¡Hola, cielo!

- ¿Qué tal todo por allí? -pregunta Brid al otro lado del teléfono. Ella quiere que le cuente si ya vio a Justin.

- Pues bien, ahora mismo me iba a poner a limpiar la casa.

- ¿Tú?¿Limpiar?¿Desde cuándo? ¡Devolvedme a mi mejor amiga!

Unas sonoras carcajadas se hacen dueñas de la conversación durante unos minutos.

- ¿Y tú qué tal?

- Pues bien, echándote de menos.

- Yo también os echo de menos, mucho.

- ¿A quién?

- Pues a todos, ¿a quién si no?

- Especifica ese 'todos'.

- ¿Qué quieres que te diga? Ya sabes que en ese 'todos' entra él, Brid.

- Él también te extraña, ____.

- No dudo eso, pero las cosas están bien así.

- ¿Cómo que están bien?

- Que es mejor que no estemos juntos.

- Eso se lo cuentas a otra amiga.

- ¡Déjame! -exclama _____ con una risa un tanto nerviosa.

Después de un par de minutos más de conversación, cuelgan. ____ deja escapar un suspiro de sus labios rosados. Tira el teléfono hacia el sofá y después de quedarse un minuto mirando a un mismo punto, se dispone a limpiar. Va hacia la minicadena y elige uno de sus discos preferidos. Pone el volumen al máximo y mientras canta y a la vez baila limpia todo el piso de abajo. Con algunas risas. Con algunos gritos. Hoy tiene un buen presentimiento, hoy sin tener si quiera un minuto se encuentra bien. El timbre empieza a sonar, _____ baja el volumen y va hacia la puerta. Al abrir, sonríe al encontrarse con Blas.

Entra, y ayúdame con esto.- sonríe ___ y Blas le responde la sonrisa mientras mira a su amiga.

• Unos cuantos kilómetros más lejos de esa casa.

|| JUSTIN ||

Bajo del avión y tan solo al pisar el suelo, me doy cuenta de todo lo que estoy haciendo. Estoy aquí por ti, princesa. Porque no puedo más, no puedo estar sin ver tu sonrisa al despertarme, no puedo estar tanto tiempo sin escuchar esa risa que me llena. Que me llena de amor. No puedo estar sin tus abrazos, sin tus besos, sin tu piel. Es que te has metido en mi corazón y has cerrado con llaves para no poder escapar. Te extraño, y ahora que estoy más cerca de ti las ganas de gritarte que te quiero se hacen más grande, no sé si seguirás acordándote de mí, tampoco sé si estoy haciendo lo correcto o no, solo sé que te quiero y te quiero conmigo. 

Salgo a la calle del aeropuerto, cojo un papel que tengo metido en el bolsillo trasero del pantalón y leo la dirección que me dio Brid. Las piernas me tiemblan y el corazón late como nunca antes lo había hecho, ¿qué clase de hechizo me has echado, princesa? Paro un taxi, este me sonríe y entro en los asiento de atrás, le señalo la dirección y él me dice que tardaremos entre una hora u hora y media. Yo le respondo asintiendo con la cabeza, abro un poco la ventana.

¿En busca de la novia? –frunzo el ceño, y luego sonrío. Asiento.- suerte muchacho, pocos chicos hacen lo que tú estás haciendo por ella. Suelto un ‘gracias’ acompañado de una sonrisa.

Y ahora sí, princesa…allá voy.

|| __________ ||

Cierro la puerta después de despedirme de Blas, ando hacia el sofá y caigo en el con cansancio. Levanto un poco mi chaleco y me acaricio la tripa, siempre me ha relajado eso. La canción que sonaba se cambia y empieza a sonar una nueva. ‘ When I Was Your Man’ y la tarareo en voz baja mientras tengo los ojos cerrados. Justin. Suspiro. Como te extraño. No sabes lo que daría por que me estuvieras llenando de caricias ahora mismo. Muevo mi cabeza hacia al lado y abro los ojos lentamente cuando la canción acaba. Me levanto y voy hacia la minicadena y pulso el ‘Stop’. Saco el disco y lo dejo al lado. Subo hacia el piso de arriba y cojo mi cámara, y luego las llaves. Bajo las escaleras y salgo de casa para luego cerrar la puerta detrás de mí. Y con pequeños pasos me adentro en uno de los parques más cercano de mi casa. Hay pocas personas, siempre que vengo no hay casi nadie. Tan solo algunas personas mayores dándole de comer a los patos, pero hoy si quiera esas personas están. Cuelgo mi cámara en mi cuello, la acerco a mi ojo derecho, y luego de buscar una perfecta foto la capto. La miro y sonrío. Dejo caer la cámara en mi pecho y retomo mi camino. Me encanta caminar por aquí, me siento bien. Condenadamente bien. Me pierdo en el camino mientras a la vez me pierdo entre pensamientos. Entre las dudas y las soluciones. Entre las preguntas y las respuestas. Llevo aquí dos meses, dos jodidos meses alejada de él, y no puedo más. No puedo estar sin él. He estado a punto de coger un avión rumbo Canadá, de aparecer en su casa y decirle todo lo que le necesito, pero existen esos jodidos obstáculos que no me dejan. Quizás es este nuestro destino: Estar separados uno del otro. Y aunque me duela decirlo, y aunque me duela pensarlo…quizás no volvamos a estar juntos y le deba de olvidar.

¿Nunca te has sentido cómo si el mundo fuera demasiado grande para ti? Es como si te vieras pequeña entre todo lo que te rodea, demasiado débil para todo, ¿nunca te has sentido con ganas de perderte entre los caminos? De querer estar sola pero a la vez acompañada por esa persona, pero esa persona, exactamente esa no está a tu lado. Y no porque no queráis, sino porque no podéis, porque parece que todo se ha puesta en vuestra contra, ¿sí?¿alguna vez te has sentido así? Pues así es como me siento yo desde hace dos meses. Dos largos meses.

|| JUSTIN ||

Bajo del taxi cuando este se para en frente de una gran casa color blanco, pago al taxista y me despido. Se va. Doy dos leves pasos decididos, me paro en el pequeño escalón que da con la puerta principal. No soy capaz. No lo soy. Retrocedo dos pasos. Aprieto mis puños. Giro mi cabeza y aprieto mis labios, ¿qué hago?¿qué le voy a decir? Maldita sea. Veo a lo lejos un parque, quizás sea mejor ir a pasear un poco antes de verla. Bajo mi cabeza y ando hasta adentrarme en aquel parque que está totalmente desierto de gente. Veo un banco y decido sentarme. Apoyo mi cabeza entre mis manos y mis codos en mis rodillas. Suspiro. Muerdo mi labio. 

En este tiempo he aprendido que el amor puede llegar por sorpresa, y cuando llega te roba el corazón de tal forma que ya no te pertenece a ti mismo sino a la otra persona. Que los siempre no existen, pero los te amo verdaderos sí. He aprendido que cuando se quiere a alguien se es capaz de hacer todo por la otra persona. Que si una persona importante se va de tu lado, tienes que ir a buscarla porque después puede ser demasiado tarde. He aprendido que no se puede negar lo que uno siente, porque es tan fuerte. Es tan profundo. Que es imposible negarlo. He aprendido que realmente si se puede sonreír por alguien, y también llorar. He aprendido a luchar, a querer y a ser querido. Y sobretodo he aprendido que no hay nada mejor que levantarse cada mañana con la persona a la que amas a tu lado.

Me levanto del banco, estoy decidido. Me giro y para mi sorpresa veo a una chica de espalda, esta echándole una foto a algo. El corazón me da un pequeño vuelco, se me hace tan reconocido ese cuerpo. Pero su pelo no es castaño. Doy unos cuantos pasos hacia delante, y la chica se gira, se gira para hacer que mi corazón cobre vida y lata de una manera sobrenatural. Ella se lleva la mano a su boca y sus ojos se llenan de lágrimas. No sé si salir corriendo hacia ella o decirle todo lo que la necesito. Pero no tomo ninguna de esas dos opciones y como un estúpido me quedo parado. Está más delgada, y su pelo es diferente. Pero está preciosa. Está realmente preciosa. Puedo ver como unas cuantas lágrimas brotan por su mejilla, ‘Justin muévete’ me susurra una y otra vez una voz en mi cabeza. Ella da un paso hacia delante, y desde aquí puedo escuchar su corazón que hace una carrera con el mío. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios, ella me devuelve la sonrisa y se queda quieta mirándome. Y ya no puedo más, corro hacia ella y la cojo entre mis brazos elevándola un poco del suelo, ella se aferra a mi dejando escapar algunos sollozos de sus labios. Cuanto te he extrañado, princesa. Cuanto te he extrañado, joder. 




viernes, 16 de noviembre de 2012

La mecánica del amor {42}


Un mes más tarde. || ________ ||

Vuelvo a hacer el mismo ejercicio. Miro la respuesta del cuaderno. Gruño por lo bajo y lo borro. Tiro el cuaderno hacia delante y apoyo mi cabeza en mis manos. Tengo el examen trimestral de matemáticas. El último. Y no puedo más. Bebo un pequeño sorbo del vaso de agua que tengo a mi lado. Como siempre. Mi hermana me mira de lejos, se acerca a mi y con un achuchón por la espalda y un beso en la mejilla me da ánimos. Suspiro. La puerta suena. Se escucha una voz de un chico. Es él. Sonrío. Por fin un momento de gloria. Siento sus manos taparme los ojos y luego un beso en la mejilla. Me quita sus manos para poder verlo. Se sienta frente a mi. Ríe un poco y yo elevo las cejas como gesto de que no entiendo de que se ríe.

- ¿De qué te ríes, Blas? –pregunto mientras recojo los papeles llenos de ecuaciones de segundo y tercer grado.

- De ti. Si te vieras. Tienes unas pintas horrorosas.

- Si has venido animarme de esa forma, te largas.

- Ya sabes que lo digo de broma. Tú siempre estás guapa.

- Cállate. Lo estás empeorando.

- Reímos.

- ¿Qué tal los llevas? –pregunta echándole un vistazo a los ejercicios.

- Bueno…lo llevo. Aunque suspenderé. No logro concentrarme.

- Y puedo adivinar cual es el motivo, ¿verdad? –me pregunta. 

Asiento, y siento como mis ojos se llenan de lágrimas. Nuevamente llorando por él. Blas se acerca a mi y me atrapa con sus fuertes brazos, y como llevo haciendo desde que le conozco me desvanezco en sus brazos.

Blas es mi vecino. Mi único amigo aquí. El mayor de los apoyos. Ha estado conmigo durante todo este mes. Tiene mi edad, pero a diferencia de mi él va al bachillerato de la escuela de aquí. Nos conocimos por la casualidad de que su ventana esta justo al lado de la mía. Cada vez que me acuerdo de Justin, él esta conmigo. A mi lado. Abrazándome. Cada vez que he querido llamar a Justin, él ha estado ahí para recordarme que lo mejor es que cada uno hagamos nuestro caminos, y es que… ¿cómo estarás, Justin?¿cómo te irá todo?¿te acordarás de nuestros momentos juntos?¿me odiarás?¿me seguirás queriendo?¿estarás pensando ahora mismo en mi, al igual que yo en ti mientras lloro sin parar?¿me extrañarás? Todo aquí es tan extraño sin ti. Sin tus besos. Sin tus caricias. Pero así lo decidí, y me tengo que aguantar cada una de las consecuencias de haberme alejado de ti.

|| JUSTIN ||

Le quito la pelota a Chaz, boto la pelota mientras corro. Se la lanzo a Ryan. Busco un hueco y cuando estoy solo, él me la lanza a mi. Doy dos zancadas hacia la canasta evitando a Bry, y encesto nuevamente. Choco mis manos con las de los compañeros de mi equipo. El entrenador pita con su silbato para finalizar el entrenamiento. Me quito el chaleco. Que calor. Echo mi pelo hacia atrás, algunas chicas me miran. Les guiño el ojo, y mediante risas y algún que otro comentario sobre el entrenamiento de hoy entramos en los vestuarios. Voy hacia mi taquilla, saco una toalla. Me quito la ropa que llevo y la guardo en mi mochila. Cojo ropa nueva y la dejo encima del banco. Ando hacia entrar en una de las duchas, cuelgo la toalla en la puerta. En un sitio que no se moje. Giro el grifo controlando la temperatura del agua que quiero que salga. Y millones de gotas salen disparadas hacia mi cuerpo. Cierro los ojos mientras siento como cada poro de mi cuerpo se relaja tras el efecto del agua. Escupo un poco de agua, aprieto mis ojos. ____. Sus besos bajo el agua. Su cuerpo. Sus caricias. Su risa haciendo eco en la habitación junto a la mía. Maldita sea. Otra vez pensando en ella. Otra vez pensando en ti. Juro que he prometido olvidarte miles y miles de meses. Día tras días. Pero debo de aceptar que los imposibles existen, y olvidarte es imposible. Has dejado tu olor pegado a mi piel. Tu voz como mi sonido preferido. Desde aquella llamada ya no te he vuelto a escuchar ¿me habrás olvidado?¿estarás con otro que no sea yo? Ha decirte la verdad, he intentado estar con otra chica. Pero no puedo. No puedo. Me acuerdo de tu cara cada vez que intento besar a otra chica. Me acuerdo de tu calor cada vez que quiero hacer el amor con otra. El otro día escuché a Brid hablar de ti, de que estabas en los últimos exámenes y conociéndote…estarás nerviosa. Ahora mismo estarás estudiando hora tras hora mientras tiras los papeles por todos lados. Conociéndote tienes un vaso de agua por la mitad y un lápiz mordisqueado por todos sitios a la otra punta de la mesa. Conociéndote no dejarás de hablar y de decir que vas a suspender. Conociéndote…ahora necesitarás uno de esos abrazos que te daba cada vez que estabas inseguras. Necesitarás que te acurruque y te acune como una niña pequeña, pero es que eres mi pequeña. Y aunque sé que lo mejor es olvidarte. Olvidarme de todo lo proveniente a ti. No puedo. Te extraño tanto, princesa. Sacudo mi cabeza al escuchar las voces del entrenador diciéndonos que debemos de darnos prisas, que van a cerrar. Apago la ducha y me enredo la toalla en la cintura. Salgo. Me seco y me pongo la ropa. Cojo mi mochila y me dispongo a salir del vestuario cuando siento una mano en mi hombro. Giro mi cabeza. Es Bry.

- ¿Te apuntas esta noche a una fiesta?

- No creo.

- Venga, no seas marica. Vente.

- No, tío. Paso.

- Deja de ser tan amargado, así no vas a hacer que vuelva.

- Ya sabes que estoy harto de decirte que no me hables de ella.

- Te duele que te diga la realidad, eh.

- Cállate, si no quieres que acabemos mal.

- No tengo ganas de pelearme, yo te lo dije y te lo aviso. No va a volver, así que deja de pensar en gilipolleces. 
Da media vuelta y sale por la puerta.

- ¿A qué hora es?

- Se gira.

- A las once y media.

- ¿Dónde?

- En la casa de Ari.

- ¿De Ari?

- Así es.

- Está bien, allí estaré.

- Eso es Justin –y después de darme un golpe en el hombro se va. Aprieto los dientes.

Me coloco mejor la mochila, y salgo del vestuario. Después de despedirme de algunos amigos voy hacia mi moto, en la cual puedo ver una silueta en frente. Frunzo el ceño. Me acerco un poco más, hasta visualizar quien es ¿Brid?¿Qué hace ahí Brid? 

- ¿Qué haces aquí? –le pregunto cuando me pongo a su lado.

- No sé, quiero hablar contigo. Creo que aunque te hagas el machote eres el único que me entiende.

- Creo que me he perdido –digo un poco confundido. Noto como sus ojos se humedecen. - ¿qué pasa, Brid?¿ha pasado algo..-niega al saber de qué y de quién me refiero- ¿entonces?

- La extraño mucho, Justin. Es mi mejor amiga. No puedo estar sin ella. La necesito tanto. Y sé que se ha ido por su madre. La entiendo. Sé que se ha ido sin pensar en ella, que nos ha dejado aquí solo por su madre. Pero la extraño.

- Una punzada en el corazón.

- Otra punzada más.


Me acerco a ella y le abrazo. Se acurruca en mi pecho. Brid es una buena amiga, y sé que ella le extraña tanto como le extraño yo. Le pego a mí. 

- Yo también le extraño, Brid. Muchísimo. –digo con la voz ronca. Y siento como algunas lágrimas quieren escapar, pero las retengo. No sé cómo pero las retengo. Acaricio la espalda de mi amiga, y escucho como solloza. Aprieto mi mandíbula. Y suspiro antes de decir la decisión de la cual ahora mismo estoy seguro.

- Voy a ir a buscarla. Voy a ir a Georgia a por ella, Brid.

La mecánica del amor {41}


10 días más tardes.

|| _________ ||

Ya no me llamó más. Y aunque mi cabeza dijera que era lo mejor para mi, mi corazón decía a gritos que ese estúpido móvil empezara a sonar como loco con su nombre en la pantalla, y que me dijera que volviera por él. Pero ya no hubo más llamadas. Ni más mensajes. Ni más nada. Y lo extraño, lo extraño demasiado. Maldita sea. Miro la nube color gris que vuela encima de mi, y le doy dos pequeños toques a la colilla de mi cigarro mientras miro como se consume. He empezado a fumar hace un par de días. No puedo estar sin sus abrazos a media noches con susurros llenos de amor junto a caricias que me hacían viajar hacía el país de las maravillas. Aplasto lo que queda de cigarro contra un lado de la ventana de madera y lo tiro hacia el jardín. Suspiro. Una brisa fría hace que me acurruque a mi misma, ¿cómo puede hacer en Abril este tiempo? Cierro la ventana, y me acerco a mi cama. Cojo los apuntes de biología, y lo repaso. Un profesor viene a mi casa a darme el temario y examinarme. Y odio eso. Tiro los apuntes al suelo, y me quedo con la mirada fija en un punto de la pared de mi habitación. Y nuevamente, como hace diez días atrás, lloro desconsolada. Muerdo mi labio fuerte, y me obligo a mi misma a parar de llorar. Yo he decidido venirme aquí a estar con mi madre y mi hermana. Ella me dio a elegir si quería seguir estando en Canadá o si quería estar junto a mi madre apoyándola, haciéndole saber que no esta sola. Y es que he soñado tanto con el momento de poder gritarle a el mundo que ella es mi madre, poder darle un abrazo que no podía hacerme la idea de no estar a su lado cuando ella recordara todo. Y aunque me maldiga mil veces por no haberme despedido de Justin a la cara, creo que hice lo mejor en venirme junto a mi madre y mi hermana. Me levanto de mi cama y me acerco a mi ordenador. Doy golpecitos en mi pierna mientras espero que cargue ¡¡Como tarda!! Ahora giro en la silla hasta escuchar el típico ruido de los ordenadores cuando se encienden. Se abre el Messenger automáticamente. Y me asusto al escuchar el sonido de que alguien me acaba de abrir una conversación. Me extraño, ¿será él? Y con un mínimo de esperanzas, abro a quien me ha dado conversación. Me desilusiono un poco, pero por otro lado sonrío. Brid.

• Bridger:

¡¡Holaaaaaaaaaaaaa!! Te extraño tanto, tía.

• _____ :

¡Holaaaa! Yo también a ti, cielo.

• Bridger:

¿Qué tal todo por allí?¿qué tal tu madre?

•______:

Bueno…por aquí todo es nuevo. No conozco a nadie. Y mi madre, los médicos dijeron que iba a mejorar. Ojala sea verdad.

• Bridger:

Ya verás que si *icono de un corazón* ¿y tú?¿qué tal estás tú?

• ______:

Bien, estoy bien.

• Bridger:

A mi no me engañas, ____. Él está un poco raro, la verdad.

Trago saliva sonoramente.

• _____:

¿Cómo que raro?¿Se le ve mal?

• Bridger:

Ha vuelto a salir con los estúpidos, ya sabes de quienes te hablo. Ha vuelto a ir de chulo, ha cambiado. Como cuando fuimos a aquel viaje. Ya no es el mismo.

•____:

Entonces…¿no se le ve afectado, verdad? Dime la verdad, Bridger.

• Bridger:

No ____, no se le ve afectado.

•____:

*icono sonriendo*

• Bridger:

A mi con iconos no me engañas, ya te lo dije. No te pongas mal, olvídalo. Has una nueva etapa en tu vida.

Un ruido hace que me sobresalte. Bajo el volumen de los altavoces. Un nuevo contacto se ha conectado, miro quien es, y el corazón empieza a latirme rápidamente. Justin. Miro su foto, sale él solo. Miro la mía. Mierda no la cambié. Salíamos los dos. La cambio rápidamente por una mía sonriendo. Que fácil es aparentar estar feliz. 

•____:

Si, llevas razón. Me voy ya, cielo. Espero que hablemos pronto. Te quiero mucho.

Y sin dejarle tiempo a que se despida, cierro sesión y apago el ordenador. Me tiro a mi cama y empiezo a patalear como cualquier niña pequeña de cinco años. Y solo se me pasa por mi cabeza pensar en ti. Quiero que me acurruques entre tus brazos y me envuelvas de tu perfume. Quiero que me des calor, en los días que tenga frío. Justin, ¿tan fácil soy de olvidar? 

||JUSTIN||

Y no puedo dejar de pensar en tu sonrisa, en tus ojos, en esas arrugas que te salían cuando reías sin parar, en esos susurros del cual me siento culpable cuando te llenaba de besos por todo el cuerpo, ¿Qué que quiero en este momento? Quiero que sigas siendo la primera persona a la cual vea cuando me despierte. Quiero abrazarte y susurrarte esos ‘buenos días, pequeña’ que tanto te gustaban. Quiero que me des tus mejores noches, y yo darte mis mejeros caricias. Quiero que me llames diciéndome que vas a coger un vuelo para volver y escaparnos juntos, como hicimos hacia aquella pequeña cabaña de la bola, ¿recuerdas, princesa? Quiero sentirte cerca. Sentir tus labios. Ag, tus labios. Como extraño besarlos. Quiero cogerte entre mis brazos y no soltarte. Me mata no tenerte aquí, a mi lado. 

- Tato…-dice una suave voz sacándome de mis pensamientos. Cierro el portátil.

- Dime, princesa –le contesto con una sonrisa a mi pequeña hermana que se sienta en mi cama y se lleva sus manos a su cintura mientras me mira con el ceño fruncido.

- Tengo que preguntarte algo…-asiento mientras espero su pregunta- ¿por qué ya no traes a ____ a casa? ¡La echo de menos! Era la única de tus amigas que juega conmigo a las barbies.

- Silencio.
- Silencio.

- Bueno, volverá pronto. Y ahora vete a duchar que te está llamando mamá.

- No me está llam..-le interrumpo.

- Corre Jazzy.

- Está bien, pero yo también sé que la extrañas como yo.

Y dicho eso pega un salto de la cama al suelo y moviendo sus caderas dulcemente se va de mi habitación dejando la puerta abierta. Suspiro. Maldita sea. Cierro mi puño. Cojo mi móvil, busco tu nombre. ____. Batallo en mi mente la idea de llamarte o no, tengo tantas ganas de escucharte y aunque me prometí a mi mismo no llamarte. Olvidarte. ¿A quién quiero engañar? Eso es imposible. Te has metido en mi corazón, en mi cabeza, en mi piel. Y no hay día y hora que no piense en ti. Pongo número desconocido y te llamo. Bi, bi,bi,bi…estoy a punto de colgar pero tu voz me cuelga. Te estoy escuchando. Hace tan solo diez días que no te escucho, y para mi es como un año.

- ¿Si?¿Puede hablar? –pregunta sucesivamente. Hago el intento de hablar pero no puedo- voy a colgar si no me habla.

- No, señora no cuelgue. Le hablamos desde una empresa y quería hacerle algunas preguntas ¿puede usted contestarla? –digo poniendo una voz grave. Eres estúpido Justin, ¿qué haces? Me pienso para mi mismo, pero las ganas de estar hablando con ella durante más tiempo se me hacen enorme.

- Si, claro –contesta cortés. Ella tan educada como siempre.

- ¿Cuántos años tiene?

- 17.

- ¿Estudias?¿Qué profesión quiere coger?

- Si. Quiero coger la profesión de psicología.

- Interesante, buena elección –toso al sentir como mi voz se quiebra- ¿dónde vive?

- Silencio.

- Soy de Canadá, pero ahora mismo vivo en Georgia –noto como su voz se vuelve rota, y me mata por dentro.

- ¿Y me echas de menos? –pregunto con la voz ronca. 

Y cuelgo. Sin dejar que ella me responda aunque ya sé la respuesta. Debo de dejar de comerme la cabeza, y olvidarle. Si. Estoy decidido. Voy hacia mi agenda del móvil y borro su número. Una punzada. Abro el Messenger y bloqueo su email. Otra punzada. Pero estoy seguro que ya no más ____. Ni ya más amor. Ahora me toca disfrutar y divertirme. A la mierda con todo.