Las ruedas de uno de los aviones que aterrizan en uno de los aeropuertos de Canadá chocan contra el suelo haciéndole saber a cada uno de los pasajeros que acaba de llegar a su destino totalmente a salvo. Dentro del avión muchos sueltan un suspiro de alivio, otros se van despertando de uno de sus mejores sueños. Y otros están a punto de hacer realidad el suyo. Pero tan solo uno de los cien pasajeros aprieta su mandíbula mientras el miedo aterriza en su cuerpo al igual que el avión en el suelo. A parta la mirada de la ventana que ha estado mirando durante las cinco horas de vuelo. Cuando las puertas se abren, después de dejar a una persona mayor pasar, Justin sale del avión para entrar por la pasarela de embarque que hace contacto con el aeropuerto por dentro. Cuando entra mira a su alrededor hasta darse cuenta de donde puede recoger su maleta. En cuanto ve una gran maleta negra pasear por la larga máquina la coge intentando no golpear a nadie con ella, ya que todo el mundo está pegado e impaciente buscando las suyas. Saca el teléfono de su bolsillo izquierdo, y de memoria marca el número de su gran amigo Darren. Justin golpea su pie contra el suelo una serie de veces hasta que por fin la voz de su amigo suena en la otra línea.
-
¿Has llegado ya, bro?
-
Si tío, ¿dónde estás? –pregunta Justin con un
poco de mal humor.
-
Tranquilo, ¿qué ha pasado?
-
Odio los jodidos aviones - y su mal humor se
duplica al escuchar la risa de su amigo.Aprieta los dientes y se intenta relajar maldito Darren susurra para sí mismo.
-
Vamos tío, tampoco es para tanto. Te paso a
buscar.
-
Date prisa.
Y dicho esto cuelga mientras anda hacia la salida del
aeropuerto. Cuando sale busca con su mirada un sitio donde poder evadirse de
todas las personas que entran y salen. Va hacia la pared y se deja caer en ella
mientras apoya su cabeza hacia atrás. El sonido de un claxon hace que aparte la
mirada de lo que fuera que estuviera mirando.
- Venga bro,
entra en el coche –grita un chico con los pelos rizados desde dentro de un Volkswagen gris metalizado.
Justin abre el maletero y deja
ahí su maleta para después entra en el coche por el lado del copiloto. Se
sienta mientras le da un leve golpe a su amigo en el hombro.
-
¿Qué pasa, tío? – pregunta Darren mientras arranca
para ir hacia su casa.
-
Esto de viajar es una mierda –contesta Justin
mientras coge un cigarro del paquete de tabaco que se encuentra en uno de los
asientos de detrás.
-
Como si fueran tuyos.
-
Lo sé, bro.
-
¿Y ya sabes cómo vas a hacer lo que tienes planeado?
-
Tengo que explorar un poco por aquí, tenerlo
todo controlado. Quiero saber algunas cosas de algunas personas que andan en mi
mente.
-
¿Tienes algún nombre?
-
Unos cuantos, ahora solo necesito saber si
alguno de ellos es ese hijo de puta.
-
¿Sabes todo lo que te estás jugando verdad?
-
Sí. Pero no me importa una mierda.
-
Cuenta conmigo para lo quieras, sabes eso.
-
Gracias, bro.
Lo aprecio mucho. Pero ya estás haciendo suficiente por mí, no quiero
meterte en líos.
-
¡Líos es mi segundo nombre! –exclama Darren bromeando.
Justin niega con su cabeza mientras suelta una pequeña risa.
Justin suelta el humo de su cigarro mientras tose. Lleva
bastante tiempo sin fumar, un año exactamente. Echaba de menos sentir el humo
llegar a sus pulmones. Mira a la ventana y si quiera le da tiempo de ver lo que
hay fuera por culpa de la velocidad que lleva su amigo. Una nueva etapa a
comenzado en su vida con tan solo una meta: La
venganza de la muerte de su padre.
Una chica anda distraída por la calle mientras lee un libro.
Uno de sus favoritos a partir de hoy sin duda. Uno de sus tantos libros que
ella denomina como favoritos. Podría decir que cada día se lee uno nuevo, y es
que no hay nada más que le guste que despejarse de todo el mundo metiéndose en
una historia que le olvida todo aquello que no quiere recordar. Lee tantas
historias perfectas que a veces se le olvida cual es la realidad que le rodea.
Se quita uno de los auriculares que lleva puesto dejando sonar hacia el aire
una dulce melodía. Escucha un leve ruido de unas ruedas rozar contra el suelo
de una forma bastante fuerte. Guarda el libro en la mochila que cuelga de su
espalda y mira a su alrededor hasta encontrar el sonido que le ha llamado la
atención anteriormente. Y sus ojos no tardan en captar un coche a toda velocidad
a lo lejos de la carretera. Niega con su cabeza mientras vuelve a ponerse sus
auriculares. Imbéciles piensa para sí
misma y continúa andando hasta llegar a su casa. Cuando está a punto de abrir
la puerta escucha su nombre a lo lejos y no tarda en girarse mientras sonríe.
-
Andas muy deprisa nena, no te he podido alcanzar
antes.
-
Ya sabes que en cuanto escucho algo de música no
tardo en salir disparada a donde quiera que vaya, Enma –dice mientras para la
canción que estaba sonando.
-
Lo sé, lo sé –sonríe mientras abraza a Jane.
Sonríen ambas.
-
¿Cómo es que vienes para mi casa a las…-mira su
reloj- doce de la mañana un sábado?
-
Esta noche hay una fiesta a las afuera y quiero
que vengas conmigo. Realmente no sé para que te pregunto, vas a venir conmigo.
-
Mi padre no me dejará salir a las afuera, Enma.
-
Vamos Jane, seguro que te deja. Pregúntale.
-
Ya sabes como de protector es mi padre.
-
Y también sé como de dulce puedes a llegar ser
tú cuando quieres algo.
Las dos amigas se miran y no tardan en romper a reír. Esta chica está loca murmura Jane en voz
baja mientras abre la puerta de su casa y Enma entra junto a ella. Jane deja la
mochila encima del sofá y busca con su mirada a su padre. Voy a buscar a mi padre dice mientras deja a Enma ver la
televisión. Entra en el despacho de su padre y no hay nadie. Hace una mueca,
que extraño. Va hacia la cocina y hay un papel colgado en el frigorífico. Pone
los ojos en blanco y ya sabe lo que pone en el papel sin si quiera mirarlo. Lo
mismo que cada sábado.
‘Jane tengo reunió
hasta tarde y tengo que volar hacia otra ciudad. Llegaré el lunes por la tarde.
Pórtate bien, si necesitas algo llama a Christian. Te quiero. ‘
Haciendo una bola de papel con la nota sale hacia el salón
para encontrarse con su amiga cambiando de canales sin parar. Se apoya en la
puerta y llama a Enma, ésta gira al momento que escucha a su amiga.
-
Mi padre no estará en casa hasta el lunes.
-
Eso significa que…
-
Sí – Jane no le deja terminar- esta noche iremos
a esa fiesta.
Y mientras Jane nombra
cada palabra de esa pequeña frase una sensación le llena el cuerpo, un
presentimiento. Un presentimiento que le hace hasta llegar a tener miedo.
Hola pequeñas, bueno ya está subido el primer capítulod de fear, si quieres hacerme un gran favor, pincha sobre esto : Tweet to @espebieber o déjame un comentario o dame tu opinión por twitter. Lo que quieras. Pero por favor, quiero saber que lo has leído y sobre todo lo que opinas respecto al primer capítulo. Un besazo, y hasta el próximo capítulo que estará en vuestras manos el tiempo en el cual tarde en subirlo.
¡ HASTA PRONTO!
¡ HASTA PRONTO!