viernes, 14 de febrero de 2014

Fear. Capítulo treinta y tres.





El móvil de Jane comienza a sonar haciendo que la chica se desvele y gruña por lo bajo. A ciegas estira su brazo hasta tocar el móvil, lo desbloquea. Mira la hora: las diez. Frunce el ceño, y ve que tiene un sms. Y al ver de quién es, todo lo que pasó ayer le viene a su cabeza. Abre el mensaje.

‘Lo siento, nena. De verdad, perdóname. ‘

Antes de acabar de leer el mensaje, llega otro.

‘No puedo dejar que te hagan daño, Jane. Sabes muy bien como es mi vida. No puedo soportar que alguien te toque, por mi culpa. ‘

Jane lee un par de veces el mensaje, y unos segundos más tarde para la sorpresa de Jane, llega otro.

‘Te quiero, mi amor. ’

Una sonrisa se cuela en los labios de la chica. Deja el móvil encima de la cama y se vuelve a tumbar. Tan solo un par de minutos, y de pronto se levanta de la cama lo más rápido que puede. Camina hacia el baño, y después de quitarse toda la ropa quedando desnuda, se mete en la ducha. Diez minutos más tarde sale de ella, para comenzar a vestirse. Unos jeans, una blusa Bey y unos zapatos cómodos. Comienza a peinarse y a maquillarse un poco. Las diez y media. Maldita sea.

Cierra la gran maleta que está apoyada en la pared de la habitación, y después de coger el móvil y algo del dinero que tiene ahorrado, baja las escaleras con la maleta a peso. Cosa que hace que casi se caiga por las escaleras. Abre la puerta de la casa y sale de ella. Cierra y comienza a caminar hacia la casa de Justin rápidamente. Once minutos más tardes está parada en frente. Mira el reloj, las once. Mierda, no llega ni de coña. Llama a la puerta, y un Darren totalmente despeinado le abre la puerta.

-          ¿Pero qué hac…

-          Necesito que me lleves al aeropuerto, ahora mismo.

-          ¿Qu…

-          ¡Venga! –exclama la chica nerviosa. Darren asiente.

Darren se gira para coger las llaves de su coche.

-          Justin se va a volver loco cuando te vea –comenta Darren ya dentro del coche junto a Jane. Arranca y sale disparado hacia el aeropuerto.

-          Espero llegar a tiempo –musita- ¿cómo fue él al aeropuerto? Digo, si tú tienes el coche…

-          En moto, yo tenía que ir luego a buscarla. Pero parece ser que voy a tener que dar doble viaje –comenta divertido.

-          Gracias, Darren.

-          No me las des –responde éste con desdén.

Jane asiente con una pequeña sonrisa.

-          Él no se irá sin ti, tranquila.

-          ¿Cómo sabes eso?

-          Bueno, anoche me tuvo despierto hasta las seis de la mañana –musita soltando una carcajada haciendo reír a Jane- él solo quiere protegerte, Jane.

-          Pero esa no es una buena forma de protegerme –comenta la chica.

-          Es su forma –dice Darren- así lo conociste.

-          Y así le quiero –finaliza la chica.

Trece minutos más tarde, Jane está corriendo por el aeropuerto. Son las doce menos cinco y el avión sale a las doce. Comienza a mirar a todo su alrededor pero no tiene idea de dónde puede estar Justin. Coge su móvil, y marca el número de su chico. Un pitido, dos, tres…nada, no lo coge. Vuelve a intentarlo, uno, dos, tres…nervios. Cuatro, cinco, seis…desesperación. Siete, ocho…

-          ¿Jane?

-          Oh dios mío, ¿dónde mierda estás?

-          ¿Qué?

-          ¿Qué dónde estás? Maldita sea, Justin. Ni se te ocurra marcharte sin mí.

-          Pero tú…

-          Yo nada, me estoy volviendo loca, ¿dónde estás?

No se escucha ninguna respuesta.

-          Justin, me pued…

Y de pronto siente unas manos rodear su cintura por detrás y un par de besos tocar la piel de su cuello. Su cuerpo se relaja inmediatamente y cuelga la llamada. Se vuelve para hacer frente a su chico. Se miran, se devoran con la mirada, se hablan, se desean.


Los labios de Justin atrapan los de Jane haciendo que ésta se sorprenda por la rapidez, pero ese sentimiento de sorpresa se esfuma para dar paso a ese sentimiento tan especial que siente cuando está cerca de él. Primero un toque dulce, un ritmo despacio, pero poco después todo se vuelve más intenso. Y se olvidan que están en el aeropuerto, que la hora de que el avión saliera ha pasado, y que todo el mundo les miran con una sonrisa enorme. Pero qué más da eso, cuando se tienen el uno al otro.

-          Perdóname, mi vida.

-          Te quiero, Justin.

-          Y yo también te quiero, pequeña. Pero aunque me encanta esto, creo que el avión se va a marchar sin nosotros.



Ambos se miran y ríen. Corren hacia dónde tienen que dar sus billetes. Lo dan y luego dejan sus maletas. Y corren nuevamente hacia la inspección. Dejan sus objetos en una caja y pasan lo más rápido que pueden. Vuelven a coger sus cosas y sin si quiera ponérselas, van hacia la puerta que la mujer le indicó hace unos minutos atrás. En un altavoz dan la última llamada de su vuelo. Ambos les entregan los billetes a un hombre que les miran con una sonrisa divertida. Cogidos de la mano, van hacia el avión por una especia de túnel. Suben la escalera y cuando están dentro del avión. Sueltan un rápido suspiro de alivio. Buscan sus asientos y después de una pequeña pelea por quién estará en la ventana - la cual acaba ganando Jane - se sientan. Apagan sus teléfonos y se abrochan el cinturón. La azafata comienza a explicar algunos pasos en todo tipo de idioma, pero para entonces Jane y Justin ya están demostrándose cuanto se quieren a través de besos, caricias y susurros. Y es que cuando se quiere, ni el muro más grande del mundo te puede detener. O eso es lo que se piensa cuando se está enamorado.


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¡Como se suele decir más vale tarde que nunca!

Estoy escribiendo esto a las 0:00h de la noche, así que el día de los enamorados ha terminado, pero bueno, como yo estoy enamorada de cada una de vuestras sonrisas...Os regalo éste capítulo -un poco atrasada- por el día de los enamorados, espero que os saque alguna que otra sonrisa. De esas que salen justo en el momento que menos te lo esperas, pero dicen que esas son las mejores, así que si os he sacado alguna, gracias por dedicársela a lo que escribo. Es preciosa esa sonrisa tuya, como tú.

Muchas gracias por todo, por vuestros mensajes. De verdad, no sabéis lo que significa para mi. Muchísimo. Espero que cada vez os guste más la novela, la cual poco a poco llega a su final -de la primera parte-.

Solo quiero deciros algo: ahora llega los momentos más claves de la novela. Disfrutad de lo bueno porque queda muy poco para lo malo.

¡HASTA PRONTO!

jueves, 13 de febrero de 2014

Fear. Capítulo treinta y dos.

El reloj marca las once de la noche. El coche de Justin comienza a ir cada vez más rápido por las largas carreteras de Stratford. No hay nada que le detenga a llevar a cabo lo que tiene pensado. Cambia de marcha y coge una curva que le lleva al lugar donde quiere ir. Cuando está frente el club que le indicó su amigo, para el coche y sale de el para luego apoyarse en el capó. Parece que el club está cerrado, ya que no hay luces ni se escuchan voces. Coge un cigarro del paquete de tabaco que tiene dentro de su bolsillo trasero. Cuando lo enciende, tira el paquete dentro del coche. Y calada tras calada espera a la llegada de Christian. La cual no se hace esperar.

Un mercedes gris metalizado se acerca a donde él está aparcando justo en frente. Dos minutos más tarde, Christian sale de el con una sonrisa divertida en sus labios dirigida hacia Justin, el cual tira el cigarrillo al suelo para luego pisarlo con la punta de su zapato. Da un par de pasos hacia el hombre que tiene en frente y cuando está lo suficiente cerca…

-          Te avisé amigo…-dice para luego cerrar sus puños y golpear la cara de Christian con uno de ellos- te avisé de que no te acercaras a Jane, y lo hiciste, así que déjame decirte que la cagaste, bro. La cagaste poniendo tus manos en mi chica.

Y tan rápido como termina, le da otro puñetazo a Christian haciendo que éste caiga al suelo. Justin frunce el ceño al ver que no hay reacción por parte de él. Y eso le cabrea aún más, así que no duda en golpear el estómago del hombre que está tumbado en el suelo. Christian gime de dolor mientras curva su cuerpo aferrándose a el. Otra patada, otro puñetazo, otro cúmulo de insultos…

-          No sé a qué coño estás jugando…-comenta Justin enfurecido- pero te equivocaste de juego y de persona. No vuelvas a tocarla porque te juro que la próxima vez te mato, hijo de puta.

Y con una última mirada en el rostro ensangrentado de Christian, Justin se gira hacia su coche en el cual no tarda en subirse y arrancar para marcharse de allí, pero para su sorpresa no se siente mejor sino que tiene un extraño presentimiento.



Jane sonríe mientras prepara su maleta con un par de prendas de ropa y zapatos. Y algún que otro complemento. Está tan contenta. Acaba de llamar a Enma para contárselo y para pedirle que le coja los apuntes de las siguientes clases. Su amiga está igual de contenta que ella. Ya era hora de que le ocurriera algo bueno. Cuando está apunto de ir al baño para bañarse, la puerta comienza a sonar. Seguramente es Justin, no le ha llamado desde que se han visto y eso es extraño. Con una sonrisa baja las escaleras y sin preguntar abre la puerta. Y cuando ve a la persona que hay detrás de ella y su aspecto, su sonrisa se va para dejar escapar un pequeño grito.

-          ¿Pero Christian, qué te ha…-pero se calla al saber perfectamente que le ha pasado. Se lo imagina, maldita sea. Le hizo prometer que nada de esto pasaría.

-          Parece ser que tu chico se quedó bastante a gusto…-suelta una risa sin humor- pero me lo merecía. Vine a pedirte perdón, lo siento mucho Jane. Yo solo no sabía lo que hacía, te quiero tanto qu…

-          Sh…-dice Jane con confusión- siéntate ahí –señala una silla- te curaré.

Christian asiente y hace lo que Jane le ha indicado. La chica coge el neceser y se acerca al chico para comenzar a curarle. Christian suelta algún que otro gruñido.

-          Ya he terminado, lo siento por lo que él hizo sol…

-          No, está bien. Lo entiendo, si algún hombre te hiciera lo que yo te hice a ti, no dudaría en partir su cara.

-          ¿Justin está bi…

-          No me defendí, no lo merecía.

Jane asiente.

-          Deberías de irte –Christian asiente.

-          Lo siento, de nuevo. A veces no pienso lo que hago ni lo que digo, ¿tú muñeca está bien? –pregunta al fijarse en la venda.

-          Si, no te preocupes.

Ambos van hacia la puerta, y con una seca despedida. Christian se marcha. Jane maldice por lo bajo a su novio, con el cual está totalmente cabreada. Sube las escaleras rápidamente y coge el teléfono, pulsando el número de Justin.

-          Hola, mi amor ¿ya has prepar…

-          Me prometiste que no lo harías, Justin. Me dijiste que no te meterías en líos con Christian.

-          Nena, yo…

-          Tú nada, todos sois iguales. Todo el mundo me promete mierdas para luego que…

-          Jane, no iba a permitir que ese cabrón te tocara. Yo no ib…

-          Me voy.

-          Nena…

-          No, nena nada. Quizás esto no sirva y debería…

-          ¿Qué estás tratando de decir, Jane?

-          Que somos tan jodidamente diferentes, Justin.

-          Lo siento, ¿está bien? Te prom…

-          No, no me prometas nada. No quiero que me prometas algo nunca más.

-          Jane…

-          No voy a ir mañana contigo a ninguna parte.

-          ¿Qué?

-          Lo que escuchas.

-          Pero, mi am…

-          No me digas mi amor. Estoy tan cabreada ahora mismo.

-          Jane, lo sien…

-          Vete a la mierda.

Y dicho esto, Jane cuelga ya que sabe que si sigue hablando con él no tardará a penas unos segundos en perdonarle. Y no, esta vez será diferente. Durante toda su vida ha visto personas que le han prometido cosas y se han ido. O se han burlado de ella. Está cansada de todas esas promesas que solo sirven para sacarle una sonrisa un segundo y miles de lágrimas durante días. Está jodidamente cansada.

Tumbándose en la cama, se aferra a las sabanas mientras mira con nostalgia la maleta en la esquina de su habitación. Le hacía tanta ilusión, muchísima pero…

Sus pensamientos son distraídos por una dulce melodía que le hace saber que tiene un sms. Coge el teléfono y duda si leer o no el mensaje al saber de quién es. Pero su curiosidad, sus ganas y su corazón les indican que lo lea.

‘A las doce sale el avión, tengo tu billete junto al mío. Te espero en el aeropuerto a las once. Te quiero nena, perdóname. ‘

Será imbécil piensa mientras bloquea el móvil. Pero éste vuelve a sonar.

‘TE PROMETO QUE TE QUIERO MÁS DE LO QUE PENSÉ  QUERER A ALGUIEN. Y SI, TE LO PROMETO. ‘

Jane sonríe sin poder evitarlo, y es que cuando éste chico quiere detrás de su capa de chico duro puede ser la persona más romántica del mundo. Pero su sonrisa se quita, no va a caer con dos o tres cosas bonitas que le diga, no. El móvil vuelve a sonar.

‘Quiero que vengas conmigo, pasear de tu mano por las calles de Butte mientras todas las personas nos miran y sonríen al imaginarse cuánto nos queremos. Y créeme que no se equivocan, porque no importa una mierda lo diferente que seamos. Las peleas que tengamos. Al final del día siempre vamos a ser tú y yo nena. Te quiero. ‘

Y con los ojos bañados en lágrimas, deja el móvil en la mesita de noche mientras se acurruca en las frías sábanas blancas. Y su último pensamiento es una clara decisión: no va a ir con Justin a ninguna parte.



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¡Hola, lector@as!

Vuelvo pronto para deciros que acabo de subir un nuevo capítulo y si hay muchas opiniones mañana subiré otro más. Tenía esta parte pensada hace tiempo así que espero que os guste. El capítulo no quedó como me gustaría, pero pienso que el próximo os va a gustar más, ¡y espero no equivocarme!

En vuestras manos está -como siempre- que suba mañana o no, ¡necesito vuestras opiniones muchísimo!

PD: Butte es una ciudad de Montana, donde Justin vivía antes con sus padres como le explicó a Jane al principio de la novela y en la primera confesión del primer tatuaje. 

¡HASTA MUY MUY PRONTO!

domingo, 9 de febrero de 2014

Fear. Capítulo treinta y uno.

-          ¿Te sigue doliendo la muñeca?

Jane se encuentra sentada en la cama de su chico mientras éste le venda la muñeca intentando que el dolor se aleje. Le ha preguntado varias veces qué es lo que ha pasado, pero ella ha hecho todo lo posible por cambiar de tema.

-          No, ya no me duele –responde ella con una tímida sonrisa- gracias, cariño.

Justin sonríe y se sienta al lado de Jane para echarse hacia atrás en la cama, cosa que su novia no tarda en hacer también. Se abrazan mientras que el silencio inunda la habitación, pocas veces ha pasado eso. Pocas veces han estado los dos en una cama en silencio y abrazos. La mayoría de las veces han estado bromeando o haciendo el amor. Pero esta vez no. Esta vez el silencio es el que reina entre ellos. Nada incomodo, al revés, ambos necesitan eso para pensar con claridad.

Por un lado, Jane piensa en lo que ha pasado hace más de quince minutos en el cementerio. Christian. Ha sido bastante extraño, y aunque no quiera darle más vuelta a las palabras que le dijo, no puede evitarlo. No entiende porque le ha tratado así, y mucho menos porque le tuvo que seguir hacia el cementerio. Está intentando no contarle nada a Justin, y no porque no confíe en su chico, sino porque sabe perfectamente que si se lo cuenta Justin no se quedará quieto. Aunque por una parte quiere contárselo, él le ha contado muchas cosas, y ella no quiere mentirle, ¿debería decirle lo que ha pasado?

Justin, por otra parte, mira al techo serio mientras que su cabeza no deja de pensar en qué le ha pasado a su chica. Y su pulso se agita al pensar que alguien le ha hecho daño por su culpa. Necesita saber quién le ha tocado para así poder hacerle saber a esa persona que tocar a su novia ha sido lo peor que ha hecho en su vida. Pero también piensa en otra cosa, totalmente diferente, un pequeño plan. Retirado de toda esta mierda. Quiere preguntarle a Jane algo, pero está confuso no sabe si hacerlo o no, no sabe si será buena idea o quizás se esté adelantando. Pero tiene muchas ganas de hacerlo, y quiere hacerlo con ella a su lado.

-          ¿Estás bien? –pregunta Justin cuando nota como su chica se mueve entre sus brazos y se acurruca en su pecho. Jane asiente.

-          Me gusta estar entre tus brazos…-susurra ella tímidamente.

-          No más que a mi tenerte entre ellos.

Jane eleva su cabeza y besa castamente los labios de Justin. Se quedan mirándose unos cuantos segundos.

-          Cuéntame…-susurra Justin- ¿qué ha pasado?

-          Justin…

-          Confía en mí, cariño.

-          Confío en ti, solo prométeme algo…

-          Lo que quieras.

-          Que no te pondrás como loco cuando te diga lo que ha pasado.

-          Lo intentaré.

-          No, Justin –protesta la chica- prométemelo.

-          ¿No te vale con decir que lo voy a intentar? –Jane niega- está bien.

-          ¿Está bien, qué?

-          Te lo prometo –susurra Justin.

Jane asiente y vuelve a acomodarse entre los brazos de su novio.

-          Nunca había ido al cementerio, nunca había sido capaz de hacerlo. Pero hoy quería ir, quería hablar con mi madre. Cuando llegué y encontré su nombre…el mundo se me echó encima ¿sabes? –Justin asiente- es uno de esos momentos en los que no querrías existir para vivirlos. Cuando crecí y entendí la razón por la que yo no tenía una madre, siempre me hice la misma pregunta…¿por qué decidió morir y darme a mi su vida? Nunca me perdonaré eso.

-          Pero tú no has ten…

-          Sh…-Jane lo silencia- cuando estaba allí, apareció alguien –la mandíbula de Justin se tensa.

-          ¿Quién?

-          Christian.

-          ¡¿Qué?! ¿Ese hijo de put…

-          Me había seguido y yo intenté irme pero él me cogió del brazo. Yo iba dando pasos hacia atrás hasta que tropecé con un escalón y apoyé mal la muñeca…

-          ¿Y qué más?

-          ¿Qué? –pregunta Jane.

-          Hay algo que no me estás contando…-Jane mira hacia otro lado- nena, dime que hizo ese cabrón.

-          Dijo que cómo mi madre pudo dar su vida por una puta como yo…-susurra Jane mientras se esconde en el cuello de Justin y suelta algún que otro sollozo.

-          ¿Qué?

-          No me hagas repetirlo…

-          Lo voy a matar, te lo juro. Voy a acabar con él, ¿lo entiendes? –hace que Jane le mire- eres la persona más hermosa del mundo, no eres nada como una puta. Tú madre te dio la vida porque tú eras la suya, nena. Mírame, mi amor…-susurra Justin juntando su frente con la de ella- eres lo mejor que me ha pasado…-musita nervioso por la sinceridad que le está mostrando a su novia- te quiero muchísimo, cariño.

Jane asiente mientras solloza y abraza a su chico con todas sus fuerzas.

-          No dejes de abrazarme, por favor…-susurra Jane.

-          No entra en mis planes dejar de hacerlo.

-          Buenas noches, mi amor –musita Jane con voz cansada.

-          Buenas noches, hermosa.


Justin frunce el ceño mientras se acurruca entre las sabanas y estira sus brazos buscando a su novia, pero no la encuentra. Abre los ojos y mira por toda la habitación, pero nada. No la encuentra. Se levanta de la cama y camina hacia el baño mientras la llama. Pero nada. No tiene ninguna respuesta. Se está poniendo nervioso, totalmente nervioso. Mira hacia los lados hasta que se fija en la ventana. Hay un papel pegado en ella, y suelta un suspiro de alivio al saber que seguramente será una nota de su chica. Y no se equivoca.

‘ Buenos días, mi amor. He tenido que ir a casa, no olvides que tengo clase y tú también. Pero conociéndote…no hubieras querido ir, así que preferí no molestarte. Nos vemos más tarde, te quiero mucho. ‘

Sonríe y deja el papel encima de la cama. Mira el reloj que está encima de la mesita de noche. Las siete y media. Con suerte puede llegar a casa de Jane antes de que ella se vaya. Entra en el baño y se ducha rápidamente para luego vestirse con un pantalón de chándal y una sudadera. Baja las escaleras y coge las llaves del coche de su amigo al cual saluda con un movimiento de cabeza. Sale de la casa y corre para montarse en el coche que tiene aparcado a unos pocos metros. Se sube y prende el motor para salir disparado hacia la casa de su novia. Mira el reloj cuando aparca en frente de su casa. Las ocho menos diez. Sonríe para si mismo y baja del coche para apoyarse en el. Coge su móvil y teclea rápidamente un mensaje para su chica.

‘Date prisa o llegarás tarde, preciosa. ‘

No obtiene respuesta de su novia, pero unos minutos más tarde la ve salir de su casa a paso ligero para luego pararse al verle y mirarle con cara de sorpresa. Justin deja de apoyarse en el coche para acercarse hacia Jane la cual sonríe ampliamente y no tarda en colgarse en el cuello de su novio para darle un beso.

-          No esperaba que estuvieras aquí.

-          Me gusta sorprenderte.

-          Siempre lo haces.

Un par de besos más y ambos se suben en el coche para tomar dirección hacia la universidad mientras hablan de la música que suena en la radio. A Jane le gusta, pero Justin prefiere no escucharla. No es por ningún motivo, simplemente no le gusta escuchar música, cosa que su novia no entiende. A todo el mundo le gusta, pero al parecer no a todo el mundo. A Justin no. El coche se para frente a la universidad.

-          ¿Tú no vienes? – Justin niega con la cabeza haciendo sonreír a Jane- deberías de venir o repetirás curso.

-          No es un problema para mí, nena –sonríe- anda, ve o la que suspenderá serás tú.

Jane sonríe y se acerca a su novio para dejar un casto beso en sus labios, cosa que hace que Justin gruña.

-          ¿Qué ha sido eso?

-          ¿Un beso?

-          ¿A eso le llamas tú un beso? Vamos, puedes hacerlo mejor. No te veré durante horas y no podré conformarme con eso.

Ambos sonríen divertidos y se acercan para esta vez darse un beso lleno de pasión. Totalmente distinto al que se han dado segundos atrás. Se separan cuando necesitan un poco de respiración y aunque Justin quiere volver a acercarse y comerle los labios a su novia, decide no hacerlo. Sabe que ella se tiene que ir.

-          Después te vendré a buscar, quiero preguntarte algo.

-          ¿El qué? –pregunta ella ansiosa.

-          Te tendrás que esperar hasta más tarde, cariño.

-          Oh no…-protesta ella como si tuviera cinco años- odio que hagas eso.

-          ¿El qué hice?

-          Decir que me tienes que decir algo pero que lo tienes que hacer más tarde.
Justin suelta una carcajada.

-          Es que ahora no me da tiempo, preciosa. Ve a clase, a las dos estaré aquí esperándote.

-          Saldré antes.

-          ¿No tienes clases más tarde? –frunce el ceño.

-          Si pero no voy a prestar atención porque estaré pensando en eso que me tienes que preguntar –dice ella haciendo una mueca graciosa. Justin sonríe.

-          Llámame cuando salgas, y vendré a por ti ¿está bien? –Jane asiente.

-          Adiós, cariño –se despide ella mientras sale del coche.

Justin abre la ventana y hace que ella se acerque.

-          Te quiero –musita.

-          Yo mucho más.

Y después de aquella pequeña declaración que se ha vuelto una rutina para los dos, Justin arranca para ir hacia su casa donde tiene que pensar un par de cosas. Hoy será un día bastante ajetreado.

Un par de hora más tarde…

-          ¿Hiciste lo que te pedí? –Darren asiente.

-          Siempre va al club ese que está cerca de las naves –Justin asiente.

-          Gracias, bro.

-          No hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

-          No haré nada que no tenga que hacer.

Darren va a decir algo pero se calla al saber que lo que pueda decirle a su amigo no va a servir de nada. Absolutamente de nada, lo que él tenga pensado hacer, lo hará. Sin ser conciente de las consecuencias que esto pueda tener. Es uno de los defectos de Justin: hace las cosas sin pensarlas un par de veces.

El móvil de Justin empieza a sonar, y éste sonríe cuando lee el nombre de su chica en la pantalla. Descuelga.

-          ¿Ya no has podido aguantar más?

-          No –ríe Jane al otro lado- no puedo aguantar más, ven aquí ahora mismo.

-          Tus deseos son órdenes para mí, cariño.

Ambos ríen y tras despedirse y mandarse algún que otro beso, cuelgan.

-          Nunca te había visto así con una chica.

-          No te equivocabas.

-          ¿En qué?

-          En que era especial.

Y dicho esto, Justin sale de la casa para volver a recorrer el mismo camino que recorrió hace unas horas.

A lo lejos ve a su chica, con unos jeans vaqueros y una camiseta de cuadros. Aparca el coche y sale de éste para dirigirse hacia Jane que le mira con una sonrisa.

-          Hola, impaciente –saluda Justin.

-          Hola, misterioso –responde ella mientras se acerca a su novio.

-          ¿Me extrañabas?

-          En realidad no he tenido tiempo de extrañarte pensando en lo que me tenías que preguntar.

-          Eso me ha dolido.

-          No tanto como a mi irme de clases –comenta sarcástica haciendo reír a Justin.

-          Pues yo si te he extrañado a ti –musita él mientras se acerca a Jane para besarla con todas esas ganas que tenía guardada.

-          Ya veo…-susurra Jane cuando se separan y sonríe- Justin…

-          Dime.

-          ¿Puedes decir ya lo que tengas que decir?

Justin ríe fuertemente.

-          ¿Qué voy a hacer contigo?

-          ¿Qué tal preguntarme eso que me quieres preguntar?

Justin sonríe y asiente.

-          Vamos al coche.

Jane asiente y acompañada de su novio, van al coche. Cuando entran, Jane se acurruca en el cómodo asiente de co-piloto y mira impaciente a Justin.

-          Verás hace tiempo que no voy a ver a mi madre y a mi hermana, ya sabes, desde que viene si quiera he hablado con ellas por móvil. Y quiero ir a verlas…-Jane asiente con una sonrisa- y quiero que vengas conmigo.

-          ¿Qué?

-          Mañana.

-          ¿Qué?

-          A las doce.

-          ¿Me lo estás diciendo en serio, Justin?

-          Completamente en serio, quiero que vengas conmigo y que ellas te conozcan.

-          Justin…-susurra Jane.

-          ¿Qué? –pregunta esta vez él.

-          ¡Claro que quiero ir contigo! –exclama Jane tirándose encima de Justin haciendo que éste choque contra la ventana dándose un porrazo en la espalda- ay, lo siento, lo siento.

-          No pasa nada –ríe Justin- ¿entonces quieres venir conmigo?

-          Si, pero…

-          ¿Pero?

-          Tengo clases, y si mi padre se entera se volverá loco.

-          Pero tu padre no está en casa durante la semana ¿no? –Jane asiente.

-          No está nunca –comenta la chica.

-          Entonces no habrá problema.

Jane sonríe ampliamente y besa los labios de Justin.

-          Gracias.

-          ¿Por qué?

-          Por dejarme formar parte de tu vida.

-          Nena…-susurra Justin- hace mucho que formas parte de mi vida.


Y se vuelven a besar, están enamorados uno del otro completamente. Tanto que lo único que les podría separar es que alguno de los dos faltara. 

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¡Hola, lector@as!

Estoy de vuelta con un nuevo capítulo de fear. Espero que os guste muchísimo y que me deis vuestras opiniones que son lo más importante. 

Tengo muchas ganas de que leáis los próximos capítulos porque vienen cargaditos de sorpresas buenas y malas. 

Muchas gracias por dedicarme un poco de vuestro tiempo, sois increíbles.

¡HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO!