miércoles, 26 de diciembre de 2012

La mecánica del amor {45}

Me da miedo soltarme de ella, no soy capaz de dejar de abrazarla. Tengo miedo a que se vaya. A que todo esto sea tan solo un sueño, uno de tantos que he tenido en los cuales ella era la protagonista. Su respiración agitada choca contra mi cuello, como he extrañado esto. Sentirla cerca. Sentir su respiración chocar con mi piel. Se va alejando de mi, pero yo la aprieto un poco más a mi, no quiero que se separe. Por mí, me quedaría junto a ella. Pegados. Los 365 días del año. Ella suelta una pequeña carcajada, que me ha acelerado el pulso. La dejo separarse un poco, pero tan solo un poco. Tres o quizás cuatro milímetros de mis labios. Suspiro, y ella pega su frente contra la mía. Tiene los ojos cerrados, y yo los cierro por puro instinto. La pego un poco más a mí. Tengo unas ganas loca de oírla hablar, de besadla, de sentirla mía. Abro los ojos al sentir su mirada, y me quedo colgado en sus ojos color café. Puedo ver como una lágrima cae por ellos y desemboca en sus labios. Con mi dedo pulgar le quito las lágrimas y echo su pelo hacia atrás. 

- Perdóname -susurra cerca de mí. Tan cerca que puedo alimentarme de su perfume. Niego con la cabeza.

- No me pidas perdón, solo di que me quieres, que no me has olvidado. 

- Te quiero, te quiero tanto, ¿cómo te voy a olvidar si no sales de mi cabeza tan solo un segundo?

Sonrío como estúpido, y beso su mejilla. Luego beso su nariz, y ella sonríe. Su sonrisa hace que mi mundo se pare. Acaricia mi nariz con la suya, subo a su frente y la beso. La miro. Nos miramos. 

- Yo también te quiero, princesa. No puedo estar sin ti.

Y dicho esto, atrapo sus labios con los míos. Coloca sus manos en mi cuello, y me acerca más a sus labios. Sus labios saben a algodón de azúcar, saben tan bien. Extrañaba tantos sus labios. Muerde mi labio inferior y lo succiona un poco. Estoy en las nubes. Besa despacio mis labios, pequeños besos que hacen que cada vez necesite más sus labios. La atraigo más a mí, la envuelvo con mis brazos y su pequeño cuerpo queda pegado al mío completamente. Ni un solo hueco. Le beso más rápido. Son caramelo. Encuentro su lengua y esta hace el amor con la mía. Saboreo cada rincón de su boca, de sus labios. Separo mis labios de los suyos con dificultad, y los poso en su mejilla, dejando una fila de besos mojados hacia su oído.

- No sabes...-susurro después de un gruñido proveniente de mi deseo hacia ella- como me haces falta cada día. 

|| __________ ||

El cielo se queda demasiado corto para decir donde me situó ahora mismo. Se me pasan tantas cosas por la cabeza al tenerlo cerca. Se me ocurren tantas cosas que decirle, que como una estúpida me quedo sin decirle nada, pero mi corazón grita. Grita que le quiero. Que para mí también ha sido complicado estar lejos de él. Que me perdone por despedirme por una jodida carta, pero que el mundo se me hubiera caído encima si me hubiera tenido que despedir mirándole a los ojos. Esos ojos de los cuales estoy enamorada. Locamente enamorada. Me separo de su cuerpo. Nos quedamos mirándonos, queriéndonos decir millones de cosas entre el silencio. 

- ¿Paseamos? -pregunta cortando el silencio. Asiento, y él pasa su brazo por mis hombros mientras nos perdemos en el pequeño parque. Después de varios minutos de silencio me decido a hablar. 

- Justin...-susurro para comenzar a hablar. Él se para, y esto hace que yo me paro. Se gira quedando frente a mi cuerpo.

- Me da igual, _______.- frunzo el ceño ante su respuesta.

- ¿El qué te da igual? No te entiendo.

- Me da igual tener que estar a kilómetros de ti, si sé que vas a volver. Me da igual esperarte. Me da igual estar sin besarte si me prometes llamarme cada día para poder escucharte. Me da igual no oler tu perfume si me prometes que volverás a mi lado, y cuando vuelvas nos escaparemos juntos. Me da igual....-se queda callado. Le miro mientras mi corazón batalla en si salir o no de mi pecho- me da igual todo, ______, si me prometes que me querrás tanto como yo lo hago. 

Me lanzo y capto sus labios con desesperación. No puedo más. Maldita sea, cuanto le he extrañado. Él me responde rápidamente, comiéndome los labios literalmente. Damos pasos ciegos hasta que me choco con algo: Un árbol. Justin posa una mano en el árbol, y la otra la deja descansar en mi cintura mientras nuestros labios no dejan de jugar a un juego bastante tentador. Sube un poco mi camiseta y acaricia mi piel con sus dedos. Su mano está caliente y al hacer contacto con mi piel fría mi piel se estremece. Coloco mis manos en su cuello y le doy leves caricias. Subo un poco mis manos y las pongo encima de sus mejillas para que no se separe de mi boca. Él sonríe al darse cuenta, y se separa de mis labios, tan solo un milímetro. Un maldito milímetro. 




- No me separaría de tus labios nunca.


Y con una sonrisa proveniente de los dos, nuestros labios se vuelven a unir. Me río al sentir como Justin se estremece al pasar mi mano por la hebilla de su correa. Él susurra algo entre beso y beso, pero no lo entiendo. Subo mis brazos y los cuelgo en su cuello. Me separo de él. Le doy un beso, luego otro, luego otro más, y luego otro, pero este dura más que el primero. Sus manos bajan hacia mi trasero, y suelta un suspiro al que yo le respondo con algo más de pasión mediante beso y beso.

- Just…-me dispongo a hablar pero él me calla.

|| JUSTIN ||

Suelto un leve ‘sh’ de mis labios que ahora captan los de ella con dulzura. Nunca imagine sentir todo esto por alguien, estar estúpidas sensaciones que hacen que cada vez quiera estar más cerca de ella. Esta obsesión por sus labios, por no parar de besadla y besadla. Este miedo a que llegue el momento en el que me tenga que alejar de ella. Y es que ella, su mirada, su sonrisa, me llenan. Me llenan de amor. Subo mi mano hacia su mejilla y la acaricio. Nos separamos dejando los labios caer como si hubieran estado pegados como caramelo. La miro, y ella me mira con esa mirada que hace que me vuelva a loco por ella. Por toda ella. Sonríe y sube su mano para colocarla encima de la mía y acariciarla. Sonrío como un estúpido, pero es que estoy estúpidamente enamorado de ella.


- ¿Tú crees que podremos superar la distancia, Justin?

- Yo creo que la distancia impedirá que te bese al despertar, pero no que te llame cada mañana para darte los buenos días. Impedirá que te agarre de la mano al pasear, pero no que sonría cada vez que te recuerde. Podrá impedir que te acaricie, pero no que cada día que pase te quiera más. 

- ¿Sabes lo que yo creo, amor?

- Dime.

- Yo creo que la distancia va a perder esta vez, y que ella nunca se había enfrentado a un amor tan fuerte como el nuestro.

- Yo también lo creo, princesa.

Y dicho esto me abrazas como si no hubiera mañana. No sé cómo ni cuándo me enamoré de ti, pero si sé porqué. Porque cuando sonríes haces que mi mundo se detenga, porque cuando ríes mi corazón da un vuelco haciéndome sentir el chico más afortunado del mundo. Porque me encantan tus enfados de niña pequeña, y tus besos de reconciliación. Porque amo cuando me abrazas y te puedo acurrucar entre mis brazos. Porque cuando me besas haces que me plantee cosas que nunca jamás me había planteado, como el poder pasar toda mi vida a tu lado, y tú princesa, ¿por qué te has enamorado de mi?

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