lunes, 27 de mayo de 2013

La mecánica del amor {55}

El taxista me mira por el espejo delantero. No para de mirarme de reojo y me está poniendo realmente nerviosa, más de lo que estoy ahora mismo. Estoy a punto de preguntarle si quiere decirme algo pero prefiero mantenerme callada y pensar en todo lo que pasará dentro de unos minutos. El taxista para de repente, me asusto pero luego me tranquilizo cuando dice “ya hemos llegado, señorita” pago lo que le debo y salgo del taxi con una maleta en mi espalda. Entro en la estación y justo al entrar no tardo en mirar el gran reloj que ocupa un cuarto de la pared. 21:15h. Llego tarde un cuarto de hora. Suspiro, ‘¿y si se ha ido?’ me pregunto para mí misma, pero ese pensamiento desaparece inmediatamente. Justin no se iría. Miro a mi alrededor con esperanzas de verle, pero no está. Solamente hay una persona mayor junto a un niño pequeño sentados en los asientos de espera y un chico joven, de veinte o veinticinco años aproximadamente, dando vueltas de un lado a otro como un loco mientras habla por teléfono. Miro la hora otra vez. 21:27h. Muerdo mi labio nerviosa mientras juego con mis dedos mientras me apoyo en una columna. Saco mi móvil del bolsillo y miro su última hora de conexión: 19:45h. Mierda. Guardo el móvil y sigo buscándole con la mirada nuevamente. Nada. Decido ir ha una cafetería que hay a la entrada, espero a que me toque hasta que un hombre mayor me atiende con una gran sonrisa. “Un café con leche” digo mientras saco la cartera de el bolsillo pequeño de la mochila. El hombre me da el café y pago para luego irme sin esperar el dinero de vuelta. Me siento en uno de los asientos libres, que son la mayoría, y bebo el café mientras espero ansiosa. Cuando termino tiro el vaso y miro la hora nuevamente. 21:51h. Los ojos empiezan a picarme y el corazón a latirme a toda velocidad. Cierro mis puños mientras me susurro a mi misma que no pierda los nervios. Agarro mejor la mochila y salgo de la estación, miro por la carretera hasta que encuentro un taxi parado. Suspiro y voy hacia el. No puedo creerme que no haya venido. Realmente no me lo creo. Le digo al señor que si puede llevarme y él asiente con una sonrisa. Abro la puerta trasera y cuando estoy a punto de entrar se escucha a lo lejos mi nombre. Frunzo el ceño y miro hacia atrás pero no hay nadie, ‘habrá sido mi imaginación’ pienso para mí misma. Meto una pierna dentro del taxi, y ahora escucho mi nombre nuevamente. Me paro en seco, ‘¿está bien, señorita?¿quiere que le ayuda?’ me pregunta seguidamente el hombre mientras me mira. Niego. Entro en el taxi y cierro la puerta.
 
-¿Dónde quiere ir?

-Al centro, por favor.

-Está bien.

Teclea varias cosas en una pequeña máquina e inmediatamente pone el taxi en marcha. Las primeras lágrimas ya salen por mis ojos. De pronto mi móvil empieza a vibrar, lo saco del bolsillo. Es Justin. Dudo en si cogerlo o no, pero por puro instinto cojo la llamada.

-Si vas a inventar cualquier excu..-me interrumpe con la respiración jadeante.

-Para ese jodido taxi,___-cuelga al terminar.

Espera, él sabe que estoy en un taxi. Mierda. Está aquí.

-Por favor, pare aquí. Por favor.

Digo nerviosa, él hombre al notar mi nerviosismo aparca al momento. Le doy dinero sin si quiera mirar la cantidad y salgo corriendo del taxi. Corro calle tras calle mientras choco con algunas personas que me insultan por lo bajo, sigo corriendo hasta llegar a la estación. Miro persona tras persona. El corazón está a punto de salirse. Mi respiración se entrecorta entre algunos sollozos que salen sin avisar. Y de pronto mi mundo se para al escuchar una voz justo detrás de mí.

-Hola, pequeña. 

Me giro y sin pensármelo dos veces corro hacia él, me coge en lo alto y enredo mis piernas alrededor de su cintura. Le abrazo fuerte mientras mojo su cuello con mis lágrimas y él acaricia mi espalda. Me separo un poco y le miro a los ojos, retira mis lágrimas con las yemas de sus dedos. Suelto un sollozo un poco más fuerte y él se acerca a mí. Repasa mis labios con los suyos, y segundos después los deja caer sobre los míos. Movemos los labios a un mismo compás y a una gran velocidad. Sus labios hacen pura magia con los míos. Mi cara se moja, y me doy cuenta que no son solamente por mis lágrimas sino que también son por las de él. Me separo un poco y ahora soy yo la que quita las lágrimas de su cara con las yemas de mis dedos. Me deja en el suelo y rodea mi cuerpo con sus brazos. ‘Te he echado tanto de menos’ susurra en mi oído haciéndome estremecer. ‘Y yo a ti’ susurro esta vez yo abrazándole más fuerte, sintiendo su calor. Nos separamos y cojo su cara con mis dos manos mientras estudio cada uno de los lados de su cara. Justin sonríe y besa mi nariz para luego bajar y besar mis labios. Sonrío.

-Te quiero.

-Yo también te quiero, ya lo sabes.

Nos quedamos en silencio mientras nos miramos, puedo sentir la mirada de la gente que está a nuestro alrededor. Pero realmente me da igual. Ahora mismo solo quiero estar con él, me da igual la gente, los secretos, las preguntas, las respuestas, solo quiero estar con él. Poder disfrutar sin preocuparme nada más. 

-Antes de todo quiero aclararte lo que hablamos ayer.

-No.

-¿Cómo que no? Yo te puedo explicar todo.

-No quiero que me lo expliques ahora –me mira confuso- quiero estar contigo, estoy cansada de dramas, de distancia, de no poder estar contigo. Quiero que solo seamos tú y yo, ¿es tan difícil eso?

Se queda mirándome sin dar a penas una respuesta y eso hace que me coma por dentro por culpa de los nervios. De pronto coge mi mano y estira de mi mientras corremos hasta adentrarnos dentro de la estación. Justin busca algo con su mirada hasta que parece encontrarlo. Bajamos un par de escaleras mientras intentamos no tropezar con los escalones por culpa de nuestra velocidad y a la vez torpeza. Llegamos a dos plantas más abajo donde hay al menos tres trenes y muchas personas se suben en cada uno de ellos. Paramos y puedo sentir el nerviosismo de Justin, y de pronto una mirada esperanzadora estalla de sus ojos. Volvemos a correr hacia uno de los trenes, y subimos. Frunzo el ceño sin entender que hacemos aquí. Voy a hablar pero antes de decir algo, Justin me silencia con un casto beso en los labios. Abre su mochila, de la cual no me había dado cuenta de su existencia hasta ahora mismo, y saca dos papeles. Intento mirar un poco más, pero no me da tiempo ya que se lo da al conductor. El hombre nos sonríe y Justin coge mi mano para llevarme a dentro.

-Prefieres al lado de la ventana, ¿verdad?

Asiento, me siento y luego se sienta Justin a mi lado. Le miro esperando algún tipo de explicación.

-Tú me has dicho que quieres que seamos solo nosotros, pues así va a ser durante unos días.

-¿Pero…?

-¿Qué?

-¿Dónde vamos?

-Que curiosa eres…-dice con una sonrisa en sus labios. Saco morritos y cruzo mis labios. Justin carcajea y pone su brazo alrededor de mis hombros pegándome a él- vamos a la casita, ¿te acuerdas la de…

-la bola que me regalaste hace tiempo? –termino por él. Asiente y yo sonrío. Me acurruco mejor a su lado y cierro los ojos. Me da un pequeño beso en la frente y yo no dudo en devolverle el gesto así que beso su pecho para luego apoyarme en el. Siento como el cansancio, el nerviosismo, la felicidad y la tristeza caen sobre mí y me quedo dormida pero sin antes no escuchar un susurro que proviene de Justin haciéndome estremece: ‘tengo tanto miedo de perderte’.

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